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Ven y dame tu calor

Afuera, el viento helado arremete, pocos salen a las calles convirtiéndose en valientes. Es tiempo de las noches frías, cuando solo queremos estar bajo nuestras cobijas.

–Ven y dame tu calor–. Le dice la joven María a su novio Juan, mientras disfruta de una cálida taza de té de manzanilla. Él se acerca para recostarse a su lado en el sillón, la abraza. Ella deja su té con la cuchara dentro y poco a poco, María empieza a sentir menos frío, pronto se queda dormida, todo marcha muy bien, tan dulce como el azúcar, pero… ¿Cómo un abrazo puede quitar el frío? ¿es una muestra del poder del amor?

Esto se debe al calor que es una forma de energía, la cual, fluye entre diferentes sistemas como son la taza de té de María y la cuchara. A este flujo de calor, también se le conoce como transferencia de energía térmica y es justo lo que Juan y María comienzan a experimentar .

Ya se encontraban cómodos y felices en el sillón cuando de pronto, un estruendo rompe su reposo despertando a María; el viento ha logrado abrir una de las ventanas de la habitación. De inmediato, comienzan a sentir la fría brisa, ambos se apresuran a cerrarla. Después de este pequeño percance regresan a acurrucarse en el sillón, pareciera que todo está como antes, pero no es así…

La romántica habitación de la pareja ya no tiene la misma temperatura, la cual, juega un papel muy importante en la transferencia de calor pues cuando dos cuerpos se encuentran a temperaturas distintas y entran en contacto uno con el otro, la energía térmica pasa del cuerpo con mayor temperatura al de menor temperatura. La ventana se abrió, permitiendo que el calor de la casa se transfiriera al exterior, esto por la diferencia de temperaturas entre ambos, pues el calor se transfiere del sistema de mayor temperatura al de menor. Ahora el hogar de María y Juan ha dejado de ser tan cálido como al principio.

Después de un rato, Juan empieza a sentir cómo las suaves manos de María empiezan a calentarse, de repente un pensamiento pasa súbitamente por su mente, comienza a preocuparse; ¿será que, si sigue abrazándola y tomando sus manos ella podría llegar a sufrir quemaduras o, peor aún, incendiarse?

Sin embargo, él sabe que eso no puede ocurrir, la transferencia de calor tiende al estado de equilibrio, conocido como equilibrio térmico, en el cuál, deja de haber transferencia de energía entre los cuerpos provocando que estos permanezcan a una temperatura constante. Por ejemplo, si hubiera dos tazas, una con té caliente y otra con té frío, la primera bajaría su temperatura y la segunda la aumentaría, todo por la transferencia de calor, hasta que en ambas el té tenga a la misma temperatura: la del ambiente.

Ya tranquilo, Juan admite entonces solo está comenzando a quedarse dormido y a imaginar cosas.

Y así fue como la dulce María sintió frío y por eso recurrió a Juan, quien la abrazó hasta quedarse dormidos, transfiriéndole su amor y su energía térmica.

Héctor Alonso Cote Chavarría

Estudia el séptimo semestre de Física en Facultad de Ciencias, UNAM. Ha participado en el 3er Festival Matemático, en la XX Semana Nacional de Ciencia y Tecnología, la 8a Jornada Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación y en el XX Congreso Nacional de Divulgación de la Ciencia y la Técnica, así como, en actividades universitarias de divulgación relacionadas con el cine y es expresidente del Cineclub Ciencias.

Ilustración:

Elena Coria 

Mujer. Estudiante de la vida, Biología, UNAM. Entusiasta de casi nada, pero interesada por casi todo, etc.

 

Referencias

Paul E. Tippens. (2007). Física, conceptos y aplicaciones. EUA: Mc Graw Hill.

Robert Resnick. (1992). Física Vol.1. EUA: Compañía Editorial Continental.

R. Nave, C. (2010, 01). Equilibrio Térmico. HyperPhysics. Obtenido 02-2016, de http://hyperphysics.phy-astr.gsu.edu/hbasees/thermo/thereq.html