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Los monos intertextuales

Los monos intertextuales

En mayo de 2012 se proyectó en las salas de cine la película Los vengadores, de Joss Whedon, que enlaza varias películas de superhéroes del universo de Marvel como Iron Man (2008), El increíble Hulk (2008), Iron Man 2 (2010), Thor (2011) y Capitán América: el primer vengador (2011).

En esta película, los vengadores se reúnen por primera vez, reclutados por la agencia de inteligencia, espionaje y antiterrorismo S.H.I.E.L.D., para detener la amenaza que representa Loki, el hermano de Thor, y así evitar la destrucción del planeta tierra. Cuando los vengadores, recién conformados, se encuentran  en la base de S.H.I.E.L.D. para planear como detener a Loki, aparece en escena Nick Fury, director de la agencia de espionaje diciendo:

“El cubo es la fuente de poder de Loki, quiero saber cómo lo usó para transformar a dos de los hombres más brillantes en sus fieles monos voladores”.

A esto, Thor alega que no entiende por qué se hace mención de unos monos voladores, pero el Capitán América responde con la frase “Yo sí entendí la referencia”. Puedes ver aquí la escena completa.

    Esta parte, como casi toda la película, está plagada de situaciones que después se convertirían en memes famosos, pero es este, el del Capitán América, el que resulta en especial interesante porque nos habla de la característica principal de la cultura contemporánea, la existencia de “referencias”, es decir de la relación entre dos o más productos culturales que están relacionados entre sí, y es esta relación el objeto de estudio de la teoría intertextual, desarrollada por el filólogo ruso Mijaíl Bajtín durante el siglo XX.

El problema surge cuando esta relación entre productos culturales no es clara y es lo que la escena en cuestión de Los vengadores también nos ejemplifica.

Cuando Nick Fury menciona a “los monos voladores” se está refiriendo a los monos ayudantes de la bruja malvada del oeste, personajes de la película El Mago de Oz, que se estrenó en 1939. Como se puede ver en la película “Capitán América: El primer vengador”, Steve Rogers quedó congelado durante la Segunda Guerra Mundial, que se desarrolló entre 1939 y 1945, por lo que tuvo la oportunidad de ver El Mago de Oz, para posteriormente presumirnos que él sí entendió la referencia.

Por esto, es normal que Thor se muestre confundido, si tenemos en cuenta que él no es de este planeta sino de Asgard. El dios del trueno no tiene los conocimientos culturales correctos para entender la referencia al igual que mucha gente que simplemente no había visto El Mago de Oz y tuvo que preguntar en foros y redes sociales para que los demás les compartieran ese pequeño pedacito de información faltante que completa el rompecabezas intertextual.

A propósito de los monos voladores, en el noveno episodio de la quinta temporada de Los Simpson, titulado “La última tentación de Homer”, ese episodio que todos recordamos porque Homero se ve en la difícil situación de dejarse llevar por el deseo hacia su compañera de trabajo Mindy, que en Latinoamérica conocemos como Margo, o serle fiel a su esposa, sucede otro hecho con el que podemos volver a El Mago de Oz.

Los monos voladores de El Mago de Oz                                                     

Los monos voladores del señor Burns

Cuando Margo y Homero se encuentran en el hotel de la Convención Nacional de Energía, a ella se le ocurre llamar a servicio al cuarto. Es entonces cuando una alarma suena en la oficina del avaro señor Burns. Para impedir que sus empleados gasten de más, Burns tiene su propia versión de los monos voladores, cual bruja malvada del oeste, aunque al final estos resultan ser un verdadero fiasco. Puedes también ver la escena acá.

Con todo esto es normal afirmar que ningún producto cultural es original o único porque todos se basan en otras ideas y conceptos a los que hacen alusión, parodian o citan. Cuando se entiende la intertextualidad implícita que existe en todos lados se comienza a entrever poco a poco el gran tejido de actos y obras artísticas que, mediante diversos elementos significativos, crean nuestra cultura y nos conforman como seres humanos.

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Diseñadora - Linda Soley Silva

Diseñadora egresada de la Facultad de Artes y Diseño con gusto por los medios de comunicación, las ciencias naturales, el arte, los museos y las expresiones culturales de la caótica ciudad de México. Actualmente estudia una especialidad en animación 3D.

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La amazona que metió mano (o su látigo de la justicia) en la 1ª Guerra Mundial

Miércoles, 10 am. Ya llevábamos cuatro horas de clase y las clases siguientes eran química orgánica e historia universal: las dos clases más pesadas. Ya casi terminaba el año escolar y mis amigos y yo decidimos que, después de aguantar tanto tiempo a los profesores, merecíamos una escapada al cine.

La siguiente función era la Mujer Maravilla, a algunos no nos llamaba tanto la atención ni sabíamos bien de qué trataba, pero ante el poco tiempo que teníamos para que no nos atraparan in fraganti, decidimos comprar los boletos y entrar.

Al salir de la función, empezamos a comentar la película y nos surgieron varias dudas: ¿por qué empezó la Primera Guerra Mundial?, ¿por qué fue “mundial”?, el gas mostaza… ¿era de mostaza?, ¿por qué era tan dañino? Además, todos, pero particularmente las niñas que habíamos crecido jugando con Barbies y escuchando o leyendo cuentos de princesas rescatadas por valientes y apuestos príncipes azules, no podíamos creer que la protagonista fuera una mujer y que jamás necesitó ser rescatada por ningún príncipe. También nos parecía increíble que una mujer científica fuera una de las protagonistas y que sin ella ese gas mostaza no habría existido.

Al día siguiente me dirigí a la biblioteca y entre los libros encontré uno titulado Breve Historia de la Primera Guerra Mundial. Luego de hojearlo un rato, me enteré que este fue el primer conflicto armado internacional del siglo XX que inició tras el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austro-hungría y su esposa Sofía, en Sarajevo, en 1914. De paso me enteré que Sarajevo es la capital de Bosnia-Herzegovina, un pequeño país de Europa del este, que en ese entonces, junto con la actual Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, así como algunas regiones de los actuales Serbia, Montenegro, Transilvania, Rumania, Polonia, Ucrania e Italia, formaban el imperio Austro-húngaro.

Luego entendí que fue “mundial” porque no sólo involucró a ese (enorme) imperio, sino que un montón de vecinos (y otros no tan vecinos) quisieron intervenir y terminaron peleando dos bandos compuestos por varios países: por un lado, Austro-hungría inició aliándose con Alemania y luego se les unieron el imperio Turco-otomano y Bulgaria. Por el otro, y contra ellos, lucharon Gran Bretaña, Francia, Serbia y la Rusia Imperial, a quienes se les anexaron posteriormente Estados Unidos, Italia, Grecia, Rumania y Portugal. En pocas palabras, un relajo de países que estuvieron peleando durante 5 años (desde 1914 hasta 1919), que me pareció más revuelto que un plato de Froot Loops con M&M’s, avena y quinoa orgánica, y más enredado que mi cabello chino por las mañanas después de una larga noche de fiesta.

En el libro de historia sólo mencionaban que el primer uso del gas mostaza fue en 1917 en un ataque alemán hacia un pueblo de Francia. No profundizaba mucho más, pero sí entendí el gas mostaza definitivamente no era un aderezo para ensaladas orgánicas. Y que, por cierto, se desarrolló gracias al premio Nobel Fritz Haber, quienle dio uso defensivo durante la Segunda Guerra Mundial al contenerlo en recipientes para que se dispersara el gas al explotar.

Como ya iban a cerrar la biblioteca, decidí ir a buscar al profesor de química para contarle lo que había visto en la película y lo poco que había leído en el libro de historia sobre el gas mostaza. A mis amigas y a mi siempre nos había parecido un personaje muy peculiar y nos reíamos mucho de él, pero ese día decidí ponerle atención a cada palabra que me dijo.

Resulta que el gas mostaza no está hecho con mostaza: es una molécula compuesta por un azufre y dos átomos de cloro unidos a una cadena de carbonos. Dicho así no le vi nada grave, hasta que me dijo que está clasificado como un arma química, es decir, un arma muy diferente a un rifle, un cañón o cualquiera de esas armas de fuego. Es más bien un coctel de sustancias químicas que, al ser muy tóxicas, sirven para lastimar o matar a un gran número de personas cuando se llega a inhalar o entra en contacto con la piel.

Me contó que el cloro que tiene la molécula reacciona con agua y forma ácido clorhídrico, que, al separarse de la molécula original, deja un compuesto de azufre liposoluble, o sea que no es afín al agua, pero sí a la grasa, por lo tanto se disuelve en el cuerpo humano gracias a las grasas corporales. Este compuesto de azufre, al entrar en contacto con el cuerpo, genera ampollas, provoca conjuntivitis y otros daños severos, incluso llega a generar alteraciones en el ADN ya que afecta la salud de las células. Todo eso en un lapso de 2 a 24 horas dependiendo de qué tan expuesta estén las personas.

Me pareció sorprendente que entonces la Mujer Maravilla haya podido luchar y sobrevivir en ese ambiente, sobre todo porque el profesor me dijo que las mujeres y los hombres absorbemos esas sustancias de manera distinta: las mujeres, por tener más tejido adiposo (más grasa en el cuerpo) tenemos más propensión a absorber y retener sustancias tóxicas.

Cuando iba caminando de regreso a casa, mis pensamientos volvieron a que, contrario a las historias más tradicionales de superhéroes, la protagonista era una mujer y que en la película le llamaban “amazona”, como el río que está en Sudamérica. Al llegar a casa se me ocurrió preguntarle a mi madre, quizá ella sabía algo de eso.

Me contó que las amazonas eran unas mujeres guerreras de la mitología griega y que habían despreciado a los hombres por sus actitudes ofensivas, así que vivían en una comunidad compuesta exclusivamente por mujeres. Para garantizar la continuidad de su pueblo, según el mito, iban anualmente a visitar a un pueblo vecino con el único fin de procrear y, al nacer los bebés, aquellos que fueran niños eran regresados a sus padres, únicamente conservaban a las niñas quienes, desde pequeñas, eran entrenadas para ser guerreras.

También me contó que durante muchos años se pensó que las amazonas eran únicamente un mito, sin embargo, a principios de la década de 1990, unos arqueólogos descubrieron al sur de Rusia, cerca de la frontera con Kazakhstan, unas tumbas de más de 2000 años de antigüedad. Durante la excavación, desenterraron cerca de 150 tumbas de hombres y mujeres “comunes”, entre las cuales encontraron algo extraordinario: cadáveres de mujeres que, se puede suponer, eran guerreras ya que fueron enterradas con sus armas, las cuales incluían flechas de cobre, espadas y dagas, y algunos esqueletos mostraban evidentes heridas de guerra.

Además, los arqueólogos e investigadores sacaron un promedio de las estaturas y descubrieron que estas mujeres medían en promedio 167.6 cm. Algo extraordinario en esa época si pensamos que a través de la historia la estatura promedio de hombres y mujeres ha aumentado varios centímetros, (por cuestiones de alimentación o factores ambientales, por ejemplo) ¡hasta más de 12 cm tan solo en los últimos 150 años! Gracias a esto se cree que hemos (¡por fin!) encontrado alguna evidencia de las mujeres guerreras que pudieron haber inspirado los mitos griegos (aunque no de una tribu de puras mujeres que repudiaban a los hombres).

¡Es impresionante cómo en los lugares más inesperados se puede hallar tanto conocimiento! Hasta de las películas que podrían parecer más fantásticas, si uno quiere, se puede aprender algo nuevo. ¿Se podrá aprender tantas cosas de las historias de los demás superhéroes? ¿Y de otras historias y cuentos? Ojalá que sí, porque jamás me hubiera imaginado que gracias a la Mujer Maravilla aprendería de historia, de química y de antropología, y estoy fascinada.

Autores:

Susana Hoyos es egresada de la Escuela Nacional de Conservación Restauración y Museografía, es tallerista y redactora en La Bombilla IluminArte con Ciencia

Luis H.C. Creador de contenidos en la Bombilla. Estudiante de Química en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Diseño:

Bernardo Ortega. Artista Visual. Es estudiante en la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM. Se especializa en el uso de técnicas de imagen bidimensional, específicamente en litografía, fotografía, imagen digital, pintura y dibujo a gran y medio formato.

 

 

Fuentes:

 

Unites States Museum of Holocaust. Recursos en español: Enciclopedia del holocausto – la Primera Guerra Mundial. Recuperado de https://www.ushmm.org/wlc/es/article.php?ModuleId=10007796

Stone, N. (2013). Breve Historia de la Primera Guerra Mundial. España : Editorial Planeta.

Méndez Vivar, J. (2011) Las armas químicas a través de la historia. México : UAM Iztapalapa. Recuperado de http://www.izt.uam.mx/newpage/contactos/anterior/n79ne/armas.pdf

Ask Smithsonian. The Amazon women: is there any truth behind the myth. Recuperado de: http://www.smithsonianmag.com/history/amazon-women-there-any-truth-behind-myth-180950188/

BBC. Seguiremos los humanos volviéndonos más altos?. Consultado el 12 de julio de 2017 en http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/05/150514_vert_fut_seguira_aumentando_estatura_humanos_kv

EcuRed: conocimiento de todos y para todos. “Imperio austrohúngaro”. Consultado el 10 de julio de 2017 en https://www.ecured.cu/Imperio_austroh%C3%BAngaro

“La talla de los europeos, 1700-2000: ciclos, crecimiento y desigualdad”. Consultado el 12 de julio de 2017 en http://m.elsevier.es/es-revista-investigaciones-historia-economica-economic-328-articulo-la-talla-los-europeos-1700-2000-S1698698912000549

Block, Josine. (1995). The early amazons, modern and ancient perspectives on a persistent myth. Consultado en: https://books.google.com.mx/books?hl=es&lr=&id=vHzLgcqHzQcC&oi=fnd&pg=PR7&dq=amazons+myth&ots=hX_WAlclsh&sig=CMk1nlJdOJb55fUwxLSnQHn9wz8#v=onepage&q=amazons%20myth&f=false

Eller, Cynthia. (2010). Gentlemen and amazons. The mith of matriarchal prehistory, 1861-1900. Consultado en: https://books.google.com.mx/books?hl=es&lr=&id=NdyqUVJyS2EC&oi=fnd&pg=PR11&dq=amazons+myth&ots=seWkhoxTQD&sig=zsJuR57HJiQiBvK8PJqz8bg8YrM#v=onepage&q=amazons%20myth&f=false