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En la red de Spider-Man

La mutación como origen de los superpoderes que poseen los superhéroes es un tema recurrente en los cómics creados por Stan Lee y los ilustradores de la casa editorial Marvel. A veces esta transformación es heredada, como en el caso de los X-Men, en otras ocasiones, la causa es un contacto accidental con algún tipo de radiación. Como ejemplos de lo anterior tenemos a Hulk, los Fantastic Four y, el favorito de muchos, Spider-Man.

En el caso de Peter Parker (nombre real de Spidey), su mutación lo dota de las habilidades propias de una araña: trepa paredes, puede cargar objetos que pesan varias veces más que él, además de poseer velocidad y agilidad. Incluso en la versión cinematográfica de Spider-Man, en las películas dirigidas por Sam Raimi,[1] debe su capacidad de arrojar telarañas de las muñecas al contacto con la araña radiada.

            Gracias a las telarañas el héroe salva en múltiples ocasiones a los neoyorkinos de estrepitosas caídas. Esta sustancia aguanta personas, coches y, con suficiente cantidad, hasta un tren.

Nos hace falta un Spider-Man para evitar los choques en el metro del DF.

Por imposible que parezca, es en este punto donde tienen contacto la ficción de Spider-Man y la realidad. Debido a la combinación de fuerza y elasticidad de la sustancia segregada por las arañas, estas pueden colgarse y atrapar a sus presas. De hecho, estudios de ingeniería civil y ambiental revelan que el material de la telaraña es más resistente que el acero[2].

Dos características de la telaraña le confieren resistencia: en primer lugar el ya mencionado resorteo que amortigua el impacto inicial de lo que cae en la red…

Entre los 00:10 y 00:18 se nota con claridad el resorteo de la telaraña que jala hacia arriba a Spider-Man y Mary Jane.

Y el segundo es su capacidad de recibir daño en un área específica sin que éste repercuta en el resto de la estructura. Esta particularidad se debe a la colocación de los hilos: unos forman espirales, mientras que otros convergen radialmente.

radiales

“Figure 1b” en Steven W. Cranford, Anna Tarakanova, Nicola M. Pugno y Markus J. Buehler. “Nonlinear material behaviour of spider silk yields robust webs”.

Markus J. Buehler señala que, como es de anticipar, las propiedades de las telarañas pueden ser aplicadas en la arquitectura para la construcción de edificios resistentes a temblores, pero además, resulta que los conocimientos producto de estos hallazgos pueden tener interesantes repercusiones en el diseño de redes eléctricas y de telecomunicaciones, como el internet.

Es así como ese Ícaro arácnido, llamado Peter Parker, desde la ficción, se convierte en el pionero del estudio de las telarañas. Se trata de uno de esos fascinantes casos en el que el escritor de ficciones (en esta caso Stan Lee) intuye algo que la razón lógica descubrirá tiempo después.

Autor: Marco Antonio Ortiz Carrillo (Puebla, 1984).

Licenciado en Lengua y literaturas hispánicas por la UNAM. Trabajó en la realización del libro Izquierdas mexicanas en el siglo XXI. Problemas y perspectivas. Ha participado con ponencias en el Coloquio de Letras Modernas, en el evento Arcade de Centro Cultural La Granada y en La semana del ADN, organizada por la UNAM. Es cofundador y colaborador de la revista Marabunta, donde escribe ensayos y críticas sobre cómics, además de publicar la tira cómica Ricardo, la hormiga posmo junto con el ilustrador Ángel Saldivar.

Ilustración: Alejandra Gil Cuevas (Pachuca, Hgo. 1993)

Estudiante de Diseño de la Comunicación Gráfica en la Uam Xochimilco, en el área terminal de Ilustración. Su pasión es la fotografía y la creación de historias y escenarios fantásticos  por medio de sus ilustraciones en técnicas mixtas.

[1] Spider-Man (2002), Spider-Man 2 (2004) y Spider-Man 3 (2007).

[2] Steven W. Cranford, Anna Tarakanova, Nicola M. Pugno y Markus J. Buehler. “Nonlinear material behaviour of spider silk yields robust webs” en Nature v. 482 n. 7383. pp. 72-76. (http://www.nature.com/nature/journal/v482/n7383/full/nature10739.html)