La Luna parece tan cercana, su luz tan brillante empapa de cierta forma que en las noches oscuras y sin luces artificiales me siento aliviada. Me encuentro recostada en la azotea de mi casa observando el cielo en una noche despejada y sin nubes, observo esos puntitos tan brillantes llamados estrellas y me pregunto ¿qué tan lejos estarán, cómo se habrán formado?
He escuchado a muchas personas decir que no tiene sentido estudiar el Universo o que no aporta nada productivo a sus vidas, en lo cual yo difiero totalmente, pues esta cuestión existencialista de descubrir cómo llegamos aquí va mucho más allá. Si viajamos al pasado en la antigua Europa, encontraremos grandes pensadores (como Eudoxo, Apolonio, Hiparco, Copérnico, Demócrito, Anaxágoras, Kepler, Galileo y Newton) que se atrevieron a aventurarse en lo desconocido y realizaron los primeros cálculos tanto geométricos como matemáticos para poder explicar los movimientos de los cuerpos celestes y todo como se conoce ahora.
No sólo en Europa, sino también las antiguas civilizaciones de América, como los aztecas o teotihuacanos, que con tan solo observar por días el gran cielo estrellado también hicieron grandes descubrimientos. Es impresionante lo que se logró con base en la observación y la curiosidad, esas ganas de querer entender el mundo nos siguen motivando para descubrir lo mucho que falta en el mundo.
Estoy recostada observando ese puntito preguntándome que tan lejos estará y cómo es que surgió. Esos puntitos, estrellas, son esferas de gas ionizado muy caliente, con gas ionizado me refiero a que los átomos que las conforman han perdido o ganado electrones, estos electrones permiten que dentro de las estrellas se lleven a cabo reacciones nucleares, las cuales permiten que los núcleos de los átomos puedan fusionarse, por ejemplo, los núcleos de hidrogeno se fusionan con neutrones para formar núcleos de helio. Estas reacciones desprenden una gran cantidad de energía en forma de luz y calor, es por eso que vemos a las estrellas brillar
Toda esta energía emitida por una estrella a lo largo del tiempo nos enseña la edad misma de la estrella y del universo también, un ejemplo de esto es nuestro Sol, la estrella más cercana a la Tierra, del cual recibimos tal cantidad de energía que fue y sigue siendo un factor clave para que la vida exista como la conocemos.
Imaginarte el nacimiento de una estrella, de una galaxia, de un planeta, inclusive del planeta donde vivimos, nuestro hogar, es impresionante. Saber toda esa información te maravilla tanto, pensar que de grandes colisiones macro haya surgido vida, en este caso seres vivos como animales y humanos, como nosotros, como tú. Y es ahí donde empiezas a entender, a encontrar relación, esa que te hace sentir uno con el Universo.
Saber que al igual que las estrellas, nosotros también estamos formados en parte por hidrógeno, ese elemento que durante miles de años ha existido y que ha sido fundamental para el desarrollo de la vida como la conocemos en nuestro planeta. Entonces analizas y ya no miras como antes esos puntitos, ahora tu forma de admirar el cielo cambia, empiezas a responder de dónde vienes, encuentras sentido a esa frase romántica de Carl Sagan Somos polvo de estrellas, porque efectivamente así es, las estrellas que han vivido durante miles de años, poco a poco terminan su tiempo de vida para dar paso a la formación de nuevas estrellas. Así como esos restos de estrellas, rocas y asteroides que entran a la Tierra han dado paso a la vida como la conocemos mediante la formación de hidrocarburos sencillos, que luego dieron lugar a las proteínas primitivas.
Hay parte del Universo en ti. Hay hidrógeno en los tejidos de tu cuerpo. Es por eso que realmente la relación que se tiene con el cosmos va más allá de solo conocer el nombre de los planetas de nuestro sistema solar, más allá de decir que no sirve de nada. Efectivamente, te sientes nada y todo a la vez. Te sientes tan infinitamente pequeño en la gran inmensidad del macro cosmos; sentir que como tu veías a las estrellas, ahora eres sólo un puntito, tu pequeña existencia. Pero también te sientes grande en lo inmensamente pequeño del micro cosmos. Eres un átomo en el Universo, pero también un Universo de átomos.
Referencias
[1] Sosa, C.V. (1984). El curso del sol en los glifos de la cerámica azteca tardía.
[2] Sagan, C. (1980). Cosmos
[3] Escalante, S., y Gasce, L., (2012), El origen de los elementos y los diversos mecanismos de nucleosíntesis, Educ. quím., 23(1), 62-68