Las nubes, tan grandes en el cielo, empiezan a juntarse, tan grandes y esponjosas, parecen algodones de azúcar. Al verlas podríamos pensar que pronto lloverá, pero ¿en verdad lloverá?
Predecir el clima a partir de voltear a ver el cielo es bastante complicado, tanto como si trataras de equilibrar una canica sobre la punta de tu dedo, ¿difícil, no? Aunque tengamos “buen pulso” esto es bastante complicado ya que basta una pequeña fuerza, como la de una ligera briza, para hacer que la canica caiga en alguna dirección. Aunque no lo creas, sucede algo muy parecido con el clima.