La tarde de un 16 de diciembre de 1997 Kori, un niño japonés de 10 años, disfrutaba la tarde viendo su serie favorita: Pokemón. A mitad del episodio Kori comenzó a sentir dolor en la cabeza, ganas de vomitar, su vista se nubló y su cuerpo empezó a temblar, no había manera de que él pudiera detener las fuertes sacudidas de sus brazos y piernas. Lo siguiente que Kori recuerda es haber despertado en la cama de un hospital horas más tarde. Tiempo después lo que los médicos temían se había confirmado: las imágenes de la serie Pokemón le habían causado un ataque epiléptico.