Categorías
Arte Artículos Cerebro Ciencia psicología

Una receta melódica

Una receta melódica

Es indiscutible que en tiempos de crisis las expresiones artísticas surgen como método para aliviar la angustia que sentimos. Ahora que muchos hemos optado por el distanciamiento social ante la amenaza de un nuevo virus, la comunidad artística se ha ido adaptando para compartir sus creaciones mediante servicios de streamming.

En concreto, los músicos han visto en las redes sociales un nuevo escenario para interactuar con su público. Desde Belinda hasta Silvio Rodríguez han utilizado esta forma de ofrecer conciertos para enriquecer un poco nuestro tiempo de confinamiento. Es tal la importancia de la música que gobiernos como el de Argentina y México han creado festivales de música online con diferentes artistas invitados.

Muchos medios se han aventurado a mencionar que esta actividad artística tiene efectos benéficos para nuestro cuerpo. Incluso hay locutores de radio que mencionan de escuchar música estimula nuestro sistema inmune, algo importantísimo si queremos estar preparados ante un posible contagio. Resulta que, efectivamente, según lo que se sabe sobre el sistema inmune, la música puede ayudar a mejorar nuestras defensas, aunque no al nivel extraordinario como se menciona en los medios.

Anatomía del estrés

Aunque se  le considera como un estado negativo, en realidad el estrés es la reacción de un ser vivo (sea una persona o una célula) ante estímulos que puedan alterar su funcionamiento óptimo y eventualmente amenacen su supervivencia. Por lo tanto, el estrés motiva a realizar cambios para adaptarse a esas amenazas del ambiente.

Pensemos por ejemplo lo que sucede cuando llevamos mucho tiempo sin comer. La falta de alimentos es una fuente de estrés, ya que altera el funcionamiento de nuestro cuerpo y si se prolonga mucho, podríamos poner en riesgo nuestra vida. Es entonces cuando nos ponemos de malas, más irritables, nos duele la cabeza y buscamos algún alimento antes de realizar cualquier otra actividad. En este caso el estrés no motiva a aliviar esa necesidad básica. Este es un ejemplo de estrés fisiológico, es decir, tiene que ver con el funcionamiento de los órganos y sistemas del cuerpo.

También existe el estrés psicológico provocado por cómo interpretamos lo que sucede a nuestro alrededor más que por amenazas a nuestra integridad física. En las sociedades humanas ya no existen depredadores que puedan devorarnos ni tampoco, al menos en la mayoría de los países, sufrimos por la falta de comida. Los estresores de la vida moderna son en su mayoría psicológicos y suelen provocar malestares mucho más prolongados que los que son exclusivamente fisiológicos. Un ejemplo es cuando tenemos un examen importante. Si bien no es un estímulo que amenaza nuestra sobrevivencia, seguirá activando los mecanismos del estrés, los cuales nos harán sentir preocupados y ansiosos, sin embargo esas sensaciones son necesarias para motivarnos a actuar, por ejemplo, para cambiar nuestros hábitos de estudio.

El estrés puede ubicarse en tres etapas: alarma, adaptación y descompensación. Las primeras dos fases son relativamente rápidas. La alarma permite identificar aquello que nos causa el estrés y en la fase de adaptación se realizan cambios para disminuir o eliminar esa fuente de estrés. En esta etapa se liberan en nuestro cuerpo pequeñas dosis de adrenalina y cortisol. Éstas son sustancias químicas que preparan al cuerpo para realizar grandes gastos de energía, ya sea para huir de un depredador, reunir energía para conseguir alimentos o dejar azúcar disponible al cerebro para solucionar un problema complejo. Otro efecto es que moviliza a las células del sistema inmune, en específico, a las células T, las cuales son capaces de moverse por nuestro cuerpo y atacar a virus, bacterias y otros invasores del cuerpo.

Estos pequeños episodios de estrés son benéficos pues ayudan a nuestro sistema a estar preparado para cualquier eventualidad que se nos presente y en caso de que suframos alguna herida o lesión el sistema inmune ya está preparado para entrar en acción. Es como si cada vez que se nos presenta un problema y pasamos por las etapas de alarma y adaptación exitosamente, nuestro cuerpo tuviera una pequeña sesión de entrenamiento.

El problema aparece cuando falla la etapa de adaptación y no hemos sido capaces de evitar los estímulos que nos hacen daño. Es entonces cuando entramos en la etapa de descompensación. El cortisol que antes, en pequeñas dosis y por poco tiempo nos ayudaba, ahora se libera constantemente y en altas concentraciones. Esto tiene un efecto dañino en nuestro sistema inmune pues las células T entran en proceso de muerte celular ante las grandes cantidades de cortisol.

Si el estrés perdura por mucho tiempo y no se maneja de la manera adecuada puede llevar a paralizarnos y a generar síntomas psicosomáticos como náuseas, dolor de cabeza o ronchas en la piel. Además de que al reducir la acción del sistema inmune es más probable ser víctimas de una infección. No es coincidencia que muchos estudiantes sufran de gripa y gastritis en época de exámenes.

Se entra entonces en un círculo vicioso. El estrés continuo induce a que se libere cortisol en exceso, éste baja las defensas de nuestro cuerpo ante nuevas enfermedades y la presencia de una enfermedad es una nueva fuente de estrés.  

La música, el remedio para todo

Todo profesional de la salud que acostumbre atender a pacientes y sus familiares conoce la importancia del bienestar emocional y cómo esto puede afectar el curso de la enfermedad. Esto se debe a que tanto el sistema inmune, responsable de nuestra defensa celular ante las enfermedades, como el sistema nervioso, involucrado entre otras funciones a la regulación de nuestro estado emocional, están en constante comunicación.

La comunicación es posible gracias a que ambos sistemas comparten mucho de su lenguaje químico. Las células del sistema inmune utilizan sustancias químicas llamadas citosinas para, entre otras cosas, guiar el movimiento de las células T e indicar si un tejido del cuerpo debe inflamarse o desinflamarse. Las neuronas también son capaces de recibir y reaccionar ante las citosinas del sistema inmune. Y a la inversa, el sistema nervioso es capaz de intervenir en el funcionamiento del sistema inmune a través de la liberación hormonas mediante el hipotálamo (área del cerebro que regula la temperatura del cuerpo, la sed, el hambre, el estado anímico, entre otras cosas)  y la hipófisis (glándula que controla algunas funciones del cuerpo, entre ellas, la actividad sexual).

Gracias a esta constante comunicación se ha observado un fenómeno curioso que aparece con la música. Cuando oímos una pieza musical que nos gusta en nuestra boca, se libera mayor cantidad de un tipo de anticuerpo, la inmunoglobulina A.

Derivado de las investigaciones científicas se sabe que escuchar música ayuda a generar sensación de bienestar, disminuye la presión sanguínea, el ritmo cardíaco y libera dopamina y endorfinas en el cerebro, las cuales se relacionan con sensaciones placenteras.

Sin embargo, estas reacciones dependen directamente de nuestro gusto y educación musical. Por ejemplo, un estudiante del conservatorio podría tener una experiencia sumamente placentera al oír el “Bolero” de Ravel, pero no al escuchar reggaetón. Por el contrario, una persona que acostumbre oír reggaetón y lo asocie a momentos agradables le dará un significado diferente a esa canción y producirá en su cuerpo todos esos cambios positivos. Por lo tanto, los efectos de la música no dependen tanto del estilo o del género, si no del significado y las memorias que asociamos con cada canción.

También depende mucho el contexto en el que escuchemos música. Se sabe que escuchar música en vivo aumenta la cantidad de anticuerpos y neurohormonas que se liberan a comparación de si escuchamos Spotify en nuestra sala.

Esto tiene sentido, piensa en la emoción que se siente si escuchas a tu grupo favorito con los audífonos de camino al trabajo, puedes seguir el ritmo mientras caminas, pero debes dividir tu atención entre la canción y tu alrededor. Ahora imagina la misma canción, pero la escuchas en un concierto en vivo. Puedes sentir la emoción que los artistas imprimen en sus instrumentos e incluso sientes los tonos bajos haciendo vibrar tu pecho. Ahora súmalo a la experiencia de compartir esa misma emoción con los cientos de personas que asistieron a ver el mismo concierto. Definitivamente la sensación no es la misma.

¿Arteterapia?

Existe toda una línea de investigación sobre los efectos benéficos de la música, así es como se origina la musicoterapia. Los profesionales que se dedican seriamente a este tipo de terapia aprovechan los efectos positivos de la música y los amplían.

Llevan a las personas a involucrarse de manera diferente con la música para participar activamente en ella. Por ejemplo, incitan a las personas no sólo a escuchar pasivamente, sino a analizar los ritmos y la interpretación de los músicos y cantantes. Se sabe que este tipo de actividades ayudan a mejorar el estado de ánimo y sirve en casos donde existe daño cerebral.

Hay pruebas de que las personas que pierden habilidades del lenguaje derivado de un infarto cerebral pueden, mediante el uso de melodías, compensar algunas habilidades de comunicación. Es importante resaltar que esto no es un trabajo fácil y debe hacerse por un profesional certificado en este tipo de prácticas.

Los efectos placenteros de la música, así como su influencia en el sistema inmune, también han sido observados en otros tipos de actividades, como la pintura, el ejercicio físico, las visitas a museos y muchas otras actividades recreativas. Esto ha dado pie a que muchas personas y empresas ofrezcan servicios terapéuticos basándose en dichas actividades. Aunque la evidencia apunta a que sus efectos van de leves a moderados y sólo funcionan para cierto tipo de enfermedades, los anunciantes suelen exagerar los alcances de los tratamientos que ofrecen. Así es como surgen la aromaterapia para tratar las dolencias del cáncer, el nado con delfines para los niños con déficit de atención y hasta la equinoterapia para las personas con síndrome de Down. Aunque en algunas personas este tipo de actividades tenga efectos positivos tanto en su estado de salud como en su bienestar emocional, están muy lejos de ser consideradas formalmente como terapias.

La razón por la que aparentemente funcionan es que son actividades intrínsecamente placenteras y al sentirnos bien realizándolas, estamos activando todo el mecanismo de endorfinas, cortisol y sistema inmune que describimos anteriormente. El éxito de estas supuestas terapias se debe en parte al ritmo de vida al que estamos acostumbrados, sobre todo en las grandes ciudades. Estamos viviendo en ambientes tan estresantes que cualquier cosa que nos haga sentir bien lo consideramos terapia, aunque no sea así.

Así pues, para tener al sistema inmune activo es importante procurar tanto el bienestar físico como mental y emocional.

Bibliografía

Cruz, G. (2018). “Desestigmatizando la Función del Estrés”. Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 21(2), 604–620. Recuperado el 20 de Abril 2020 de https://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/vol21num2/Vol21No2Art12.pdf

Guzmán, A. (2010). “Mitología y Medicina (II). De Apolo a Asclepio”. Tendencias 21. Recuperado el 20 de Abril 2020 de https://www.tendencias21.net/clasico/MITOLOGIA-Y-MEDICINA-II-DE-APOLO-A-ASCLEPIO_a49.html

Klinger, J., Herrera, J., Díaz, M., Jhann, A., Ávila, G., & Tobar, C. (2005). “La psiconeuroinmunología en el proceso salud enfermedad”. Colombia Médica, 36, 120–129. https://doi.org/10.2510/colomb.

“La musicalidad del sistema inmune”. (2018) Mi sistema inmune. Recuperado el 20 de Abril 2020 de https://www.misistemainmune.es/la-musicalidad-del-sistema-inmune/

Autor - Juan José F. Valdiviezo

Egresado de la Facultad de Psicología de la UNAM con amplia experiencia en divulgación de las neurociencias. Actualmente trabaja en investigación con pacientes consumidores de drogas y niños con problemas cognitivos. Es amante de la ciencia ficción

Diseñadora - Lina Lucía Romero Salas

Desde pequeña tuvo inquietud por estudiar artes y al terminar esa licenciatura decidió realizar una segunda licenciatura en biología ya que siempre le llamo la atención la naturaleza. Ha realizado ilustraciones para distintos laboratorios y actualmente da un taller de artes plásticas a niños de primaria.

Facebook
Twitter
LinkedIn
Ciencia
BombillaIluminarte

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS

Hay parte del Universo en ti. Hay hidrógeno en los tejidos de tu cuerpo. Es por eso que realmente la relación que se tiene con el cosmos va más allá de solo conocer el nombre de los planetas de nuestro sistema solar, más allá de decir que no sirve de nada. Efectivamente, te sientes nada y todo a la vez.

LEER MÁS »
Arte
BombillaIluminarte

Una receta melódica

Ahora que muchos hemos optado por el distanciamiento social ante la amenaza de un nuevo virus, la comunidad artística se ha ido adaptando para compartir sus creaciones mediante servicios de

LEER MÁS »
Cerebro
BombillaIluminarte

¿Cómo demandar a tu terapeuta?

La psicología y los tratamientos psicológicos son parte de una rama de las ciencias, las ciencias de la salud. Así como un odontólogo atiende lo relacionado a la salud bucal o el cardiólogo atiende lo relacionado con la salud del corazón, los psicólogos se encargan de atender la salud mental. Y no cualquier persona está capacitada para dar un diagnóstico.

LEER MÁS »
Arte
BombillaIluminarte

LE HAN ROBADO EL CORAZÓN

…pero es una historia bonita, bueno es triste pero también bonita, es una leyenda, que quiere decir que es una historia que no pasó pero que las personas inventaron para explicar el arcoíris.

LEER MÁS »
Ciencia
BombillaIluminarte

AFORTUNADA

La hidroponía es una técnica de cultivo que no utiliza el suelo para sembrar, ¿has visto cómo las plantas necesitan tierra, agua y sol para poder vivir? Pues lo que hacemos en la hidroponía es quitarles la tierra y hacer que las plantas crezcan solo con ayuda del agua y del sol.

LEER MÁS »

ESCÚCHANOS

¡DALE LIKE!

SÍGUENOS EN TWITTER

Ofrecemos al público un acercamiento de la ciencia y el arte, desde un enfoque atractivo, por medio de referentes socio-culturales actuales y cercanos a los intereses del público meta.

Categorías
Artículos Ciencia Conciencia Destacadas Diálogos Ensayos Reseñas

DIENTES DE DRAGÓN Y LA GUERRA DE LOS HUESOS

«Dientes de Dragón» es una novela póstuma escrita por Michael Crichton. En ella se cuenta la historia de uno de los estudiantes del paleontólogo Othniel Marsh (1831-1899) y tiene como contexto la parte más encarnizada de la Guerra de los Huesos, que es el nombre que se le da la disputa académica entre este paleontólogo y su rival el también estadunidense Edward Cope (1840-1897). La novela fue publicada el año pasado y ha recibido varias críticas, desde que es una narración simplista, por USA Today, hasta que es una novela histórica bien estructurada según The Washington Post. Para explicar al lector qué fue la Guerra de los Huesos, utilizaré a un estudiante ficticio que trabajó para ambos paleontólogos.


Es 12 de enero de 1890 en Nueva York. Un estudiante lee una nota en la primera plana del Herald sobre uno de sus profesores en Yale. El titular es «Científicos libran guerra encarnizada» y el texto expone una década de conflicto entre Othniel Marsh, el ahora presidente de la Academia Nacional de Ciencias, y su rival, el paleontólogo Edward Cope de la Universidad de Pensilvania. Cope denuncia en las nueve columnas de la nota los abusos que Marsh ha cometido contra sus estudiantes, además denuncia plagios y actitudes desleales del profesor de la Universidad de Yale.

El estudiante lee la nota pasmado recordando cuando estudiaba en Yale, antes de mudarse a Nueva York. El profesor Othniel Marsh era en realidad desagradable a su parecer. Mientras estuvo en la universidad se escuchaban historias de estudiantes que iban a alguno de los yacimientos de donde Marsh obtenía sus fósiles y terminaban varados en algún lugar del Oeste.

La red ferroviaria comenzaba a construirse y expandirse para comunicar todos los pueblos angloparlantes aislados en Las Grandes Planicies. Estas enormes estepas, entre las Montañas Rocallosas y el río Mississippi, eran el escenario de las Guerras Sioux (1854-1899) que enfrentaba a los pueblos indígenas de los Lakota y Cheyenne contra la armada estadounidense que buscaba establecer dominio total sobre los territorios que hoy forman las Dakotas, Nebraska y Kansas. El Oeste no era el lugar para dejar varado a un estudiante del Este.

El paleontólogo Edward Cope acusaba a Marsh de su actitud parcial en la dirección de la Academia Nacional de Ciencias y de haber puesto obstáculos en la carrera de Cope. Mientras el resto de Nueva York comentaba la nota como algo de la tertulia, en el ámbito paleontológico era un alivio que el conflicto que llevaba más de diez años saliera a la luz. Una especie de catarsis colectiva.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo comenzó la rivalidad entre Cope y Marsh. Ambos eran paleontólogos, ambos habían estudiado en Europa y los dos tenían carreras exitosas. Pero en muchos aspectos, Cope y Marsh eran muy contrarios. A finales del siglo XIX había dos escuelas de pensamiento que pretendían explicar la evolución. Para el paleontólogo Cope, la transformación a lo largo de generaciones era explicada por los seis fenómenos que el naturalista británico Richard Owen había postulado, todos ellos relacionados con la estructura interna de los organismos.

Estos seis fenómenos eran la partenogénesis, o reproducción asexual, el desarrollo prolongado de alguna estructura corporal, el nacimiento prematuro, las malformaciones congénitas, la atrofia o reducción de tamaño de un órgano, la hipertrofia o crecimiento de un órgano, y la transmutación, donde un órgano se convierte en otro. Para Marsh, los dos procesos postulados por el también naturalista británico Charles Darwin, la selección natural y la selección sexual, eran suficientes para explicar toda la historia de la vida. Para Cope, la evolución era un proceso dirigido por fuerzas internas; para Marsh, era el ambiente el que tenía el peso más grande en la dirección de la evolución.

Si bien, este pudo haber sido el terreno para la rivalidad, a ciencia cierta nadie sabía dónde había comenzado el antagonismo. La guerra entre ambos había sido declarada en 1866, cuando Marsh reevaluó la reconstrucción de un reptil marino al que Cope había llamado Elasmosaurus. Cope llevaba meses estudiando al plesiosaurio encontrado cerca de Fort Wallace, en Kansas. El esqueleto fue preparado y montado en el Museo de la Academia de Ciencias de Filadelfia y Cope había invitado a Marsh a estudiar el ejemplar. Marsh sugirió que la cabeza se encontraba en el extremo opuesto, y Cope se ofendió por la insinuación, dado que llevaba meses estudiando el espécimen.

Lo cierto es que el error venía de más atrás, cuando en 1851 el profesor Joseph Leidy, de quien Cope era estudiante, había establecido la morfología de las vértebras del cuello en un plesiosaurio más incompleto al que llamó Cimoliasaurus. Cuando Marsh invitó a Leidy a observar el espécimen, Leidy tuvo que reconocer su error en vista de ver al animal completo: lo que pensaba que eran vértebras cervicales eran caudales. Leidy publicó un artículo con la corrección sobre la reconstrucción de Cope, y Cope, en un intento desesperado por enmendar la situación, utilizó sus recursos para intentar comprar todas las copias de la descripción de Elasmosaurus. Marsh y Leidy habían conservado sus copias.

En palabras de Marsh, como quedaría publicado posteriormente, el 19 de enero de 1890, en respuesta a la nota ventilada por Cope la semana anterior en el Herald, esta fue la raíz de la disputa entre ambos.

En la versión de Cope, la rivalidad había comenzado cuando él invitó a Marsh a estudiar unos fósiles de dinosaurios colectados en Nueva Jersey en 1868. Cope había encontrado la localidad y cuando regresó a realizar más excavaciones, el acceso le fue restringido y todos los fósiles de la región fueron mandados a Yale para que Marsh los estudiara. Puede ser que la venganza de este suceso aconteciera años después, en 1872, cuando ambos paleontólogos estaban colectando mamíferos en estratos del Eoceno de la Cuenca Bridger, en Wyoming. Marsh escribió una carta a Cope acusándole de sustraer sin su conocimiento fósiles del yacimiento, que él consideraba suyos; Cope, en respuesta, escribió «todos los especímenes que colectaste en agosto de 1872 me los debes a mí». Sin más contexto, ha sido atribuido que esta oración se refiere a que gracias a los hallazgos realizados en 1868 se propulsó la carrera de Marsh.

La tensión entre Marsh y Cope se extendió por toda la academia zoológica. Sus dimensiones lograron, por ejemplo, que el profesor Joseph Leidy, quien había fundado la paleontología de vertebrados en el Oeste, abandonara la búsqueda de fósiles en esa región temiendo que la pelea entre su ex estudiante y Marsh terminaran pasándole factura.

El estudiante estaba sentado en una cafetería a las afueras del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York y no podía sino leer impávido la tirada en el Herald. Él sabía que pronto sería contactado por el reportero William H. Ballou por haber trabajado para Marsh, y luego haberse ido a Nueva York a trabajar con un amigo cercano de Cope, Henry Fairfield Osborn. Osborn había ayudado en 1855 a Cope durante una crisis financiera comprando parte de la colección de Cope para mudarla y exhibirla en el naciente museo en Nueva York.

Cope tenía dos casas: una para él y su familia, y otra para su colección de fósiles. Con todo y el tamaño de su colección, la colección de Marsh era mucho mayor y él la utilizó como base para fundar el Museo Peabody en 1866, gracias al financiamiento de su acaudalado tío George Peabody.

Cope había recibido en una carta, enviada por el paleontólogo Samuel Wendell Williston, una larga lista de quejas donde aseguraba que Marsh había publicado mucha de la información que había conseguido cuando trabajó con él en 1885 como si hubiera sido solo trabajo de Marsh. Cope utilizó esta carta para ventilar el asunto en la prensa y el estudiante sabía que el periodista estaría buscando a otros colegas naturalistas que hubieran trabajado con ambos solamente para encontrar más aristas en la ya de por sí complicada historia.

El estudiante, quien ahora leía parte de su historia en un café, había pasado un trago muy amargo por culpa de Marsh, pero uno de sus amigos en Yale había pasado por peripecias más grandes al ser abandonado a su suerte durante una expedición organizada por Marsh. La historia de su amigo sería la base de la novela de Michael Crichton casi siglo y medio después: «Dientes de Dragón».

                                     


 

 Este capítulo en la historia de la paleontología se conoce como La Guerra de los Huesos y fue fundamental en el desarrollo de la paleontología moderna. Entre Othniel Marsh y Edward Cope describieron alrededor de 130 especies de dinosaurios y debido a la rapidez con la que se realizaban las publicaciones, la taxonomía de estos hallazgos sigue siendo constantemente revisada.

La paleontología de dinosaurios debe mucho a Michael Crichton y a su novela «Parque Jurásico»; pero esta novela debe muchísimo más a La Guerra de los Huesos, porque los dinosaurios descritos en la novela de Crichton, Hadrosaurus, Tyrannosaurus y Velocirator fueron descritos primero por Leidy y Osborn, mientras que Apatosaurus, Coelurus, Dryosaurus, Stegosaurus y Triceratops fueron descritos por Marsh.

Como paleontólogo, considero que la novela de Michael Crichton refleja de manera fidedigna las personalidades de Marsh y Cope. Sin embargo, para disfrutar esta novela puede ser necesario entender las dimensiones de la Guerra de los Huesos, un evento parteaguas en el modo en el que los investigadores comenzaron a hacer ciencia. Si bien no hubo bajas en esta guerra, la rivalidad entre estos dos personajes fijaría el rumbo de la paleontología por el siglo siguiente y hasta la actualidad.

 

«Dientes de Dragón» no es una historia sobre dinosaurios, sino sobre paleontólogos. Es un recordatorio sobre el origen de nuestra fascinación por los dinosaurios y que desempolva la historia para hacer populares los nombres de Marsh y Cope. En parte, a ellos agradecemos que la franquicia de «Parque Jurásico» nos mostrara «cuando los dinosaurios gobernaban la Tierra».

 

Autor

Omar Rafael Regalado Fernández[author] [author_image timthumb=’off’]https://labombillailuminarte.org/wp-content/uploads/2018/12/IMG_20180829_150059086.jpg[/author_image] [author_info]Biólogo egresado de la facultad de ciencias de la UNAM. Candidato a doctor en Ciencias de la Tierra por University College London (UCL). Es paleontólogo especializado en dinosaurios que actualmente realiza su tesis sobre la historia evolutiva de los dinosaurios sauropodomorfos. En sus ratos libres es divulgador de la ciencia en medios de comunicación hispanos. [/author_info] [/author]  

Ilustración

Linda Soley Silva[author] [author_image timthumb=’on’]https://labombillailuminarte.org/wp-content/uploads/2018/12/soley.jpg[/author_image] [author_info]Diseñadora egresada de la Facultad de Artes y Diseño con gusto por los medios de comunicación, las ciencias naturales, el arte, los museos y las expresiones culturales de la caótica ciudad de México. Actualmente estudia una especialidad en animación 3D.[/author_info] [/author]  

Categorías
Arte Artículos Destacadas

Gala matemática o las dos obsesiones de Dalí

“Llamo a mi esposa: Gala, Galuchka, Gradiva (porque ha sido mi Gradiva); Oliva, por el óvalo de su rostro y el color de su piel; Oliveta, diminutivo catalán de oliva o aceituna; y sus delirantes derivados: Oliueta, Oriueta, Buribeta, Buriueteta, Suliueta, Solibubuleta, Oliburibuleta, Ciueta, Liueta. También la llamo Lionette, porque ruge cuando se enoja, como el león de la Metro-Goldwyn-Mayer; Ardilla, Tapir, Pequeño Negus porque se parece a un animado animalito selvático; Abeja, porque descubre y me trae todas las esencias que se convierten en la miel de mi pensamiento en la atareada colmena de mi cerebro. Me trajo el raro libro de magia que debía nutrir mi magia, el documento histórico que probaba irrefutablemente mi tesis cuando estaba en proceso de elaboración, la imagen paranoica que mi subconsciente deseaba, la fotografía de una pintura desconocida destinada a revelar un nuevo enigma estético, el consejo que iba a salvar del romanticismo una de mis imágenes demasiado subjetivas. También llamo a Gala Noisette Poilue-Avellana Vellosa (a causa del finísimo vello que cubre la avellana de sus mejillas); y también «campana de piel» (porque lee para mí en voz alta durante las largas sesiones de mi pintura, produciendo un murmullo como de campana de piel, gracias al cual aprendo todas las cosas que, sin ella, no llegaría a saber nunca).”

Esta confesión me la hizo Salvador Dalí hace muchos años. Lo recuerdo sobre todo por sus dos obsesiones: su esposa, Gala, y la ciencia, elementos constantes en su vida que, en el momento en el que los conoció, no los dejó ir y marcaron su arte. Quiero contarles sobre una pintura que mezcla a la perfección esto: Leda Atómica, una pintura que hizo mientras vivía en Nueva York, en 1949.

Imagen 1. Leda atómica (1947)

Desde su juventud, Dalí tuvo una obsesión con las matemáticas, la física, la mecánica cuántica y toda una serie de descubrimientos científicos, y se dedicó a estudiarlos y comprenderlos. Alguna vez también me dijo: “Aunque no sea científico debo confesar que los acontecimientos científicos son los únicos que guían mi imaginación”. Y sí, la ciencia nunca lo dejó, ni él a la ciencia.

Para empezar con un primer ejemplo, se preguntarán ¿por qué “atómica”? La respuesta es relativamente simple: durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se desarrolló en Estados Unidos la bomba atómica. El descubrimiento de la partición atómica fue, aunque con consecuencias terribles, sumamente importante en el campo de la física nuclear. Esto, en su pintura de Leda, Dalí lo tradujo como una serie de elementos fragmentados y en suspensión. ¿Ya vieron que entre ninguno de los elementos que componen la imagen hay contacto? Todo está flotando y entre esos objetos hay algunos referentes matemáticos como la escuadra y la regla.

Imagen 2. Detalle de los objetos en levitación de la zona inferior

La influencia de la ciencia en este cuadro se puede ver desde varios ángulos, pero ahora nos enfocaremos sólo en las matemáticas, y para entender esto debemos irnos muchos años más atrás. En el siglo XV, en Italia, vivió un fraile que dedicó su vida a las matemáticas. Su nombre era Luca Pacioli y estudió algo que seguramente ya han escuchado: la proporción áurea.

Proporción áurea, divina proporción, número divino, razón áurea, phi o φ, son algunos de los nombres que le han dado los hombres a un número muy particular: 1.618033987… Yendo aún más atrás, esta historia empezó alrededor del 400 a. de C. en Grecia, o al menos hasta ahí se ha podido rastrear. Podemos mencionar a Platón (427-347 a.-C) y Euclides (325-265 a.-C) como dos de los personajes más famosos que conocían esta proporción y la estudiaron, aunque el término de proporción áurea o número dorado, surgió formalmente hasta el Renacimiento.

Se define como el número que resulta de la división en dos de una línea, de forma que si dividimos el segmento más grande entre el más pequeño obtendremos el mismo número que si dividimos la línea completa entre el segmento más largo. Esta proporción se suele redondear a 1.618.

 

   

 

 

                  =1.6180339…

 

Imagen 3. Ecuación general de la proporción

Sus aplicaciones iniciaron en el campo de la geometría: la figura más simple en la que se aplica es el triángulo isósceles, ese que tiene dos lados iguales, de ángulos 36º – 72º – 72º. Como vemos en la imagen 4, se puede segmentar y seguir obteniendo la misma relación de ángulos. Si seguimos segmentando cada triángulo en uno más pequeño y unimos algunos puntos por medio de líneas curvas resultará en la construcción de la famosa espiral logarítmica.

Imagen 4. Formación de la espiral áurea a partir de la división del triángulo

La figura mejor conocida es el rectángulo, cuya formación básica se realiza a partir de la lógica de la secuencia de Fibonacci, matemático italiano del siglo XIII quien definió esta sucesión infinita de números. Por definición, los dos primeros componentes de la secuencia de Fibonacci son el 0 y el 1, y cada número subsecuente es calculado a partir de la suma de los dos números que le preceden.

 

1 + 1 = 2

1 + 2 = 3

2 + 3 = 5

3 + 5 = 8

5 + 8 = 13

8 + 13 = 21

13 + 21 = 34

21 + 34 = 55

34 + 55 = 89

55 + 89 = 144

89 + 144 = 233

La relación entre dicha secuencia y phi es que si dividimos el número mayor de la suma entre el menor, conforme avanzamos en la secuencia, este número resultante se va acercando cada vez más a 1.618, de la siguiente manera:

3 ÷ 2 = 1.5

5 ÷ 3 = 1.66

8 ÷ 5 = 1.6

13 ÷ 8 = 1.625

21 ÷ 13 = 1.6154

34 ÷ 21 = 1.619

55 ÷ 34 = 1.6176

89 ÷ 55 = 1.61818

144 ÷ 89 = 1.617977

233 ÷ 144 = 1.618055

Así, siguiendo los número de la secuencia de Fibonacci, se puede construir un rectángulo cuya relación entre largo y ancho vaya de acuerdo a phi y permita también la construcción de la espiral logarítmica que vimos anteriormente.

Imagen 5. Construcción del triángulo a partir de los valores de Fibonacci

Imagen 6. Creación de la espiral logarítmica

Otra figura muy importante es el pentágono. Al trazar sus diagonales se obtiene el pentagrama pitagórico, el cual en su centro repite el pentagrama externo, invertido. Si observamos bien, este pentagrama está formado por cuatro triángulos isósceles con las mismas características que mencionamos anteriormente. Fue tan importante esta figura desde sus inicios que el símbolo de los pitagóricos era un pentagrama.

Imagen 7. Formación del pentágono; el pentagrama está inserto en líneas punteadas

A este pentágono nos enfocaremos ahora. Entre los documentos que me enseñó alguna vez Salvador Dalí, encontré un boceto de la pintura de Leda:

Imagen 8. Boceto de Leda Atómica

Vean cómo la figura de Gala está inmersa en un gran rigor matemático: ella está dentro del pentágono con el pentagrama trazado al interior, delimitando tanto el espacio que ocupa Gala dentro de la composición, como los elementos que la acompañan. Y aquí es donde se mezclan sus dos grandes amores: Gala era su musa, era perfecta para él y en este cuadro representó y exaltó su perfección y admiración por ella al encuadrarla en la perfección matemática de las figuras de la proporción áurea. ¿No les parece una de las demostraciones de admiración y afecto más bellas?

Y así como Dalí realizó la composición de esta obra (y otras más, como El Sacramento de la Última Cena o Semitaza Gigante Volante con Anexo Inexplicable de Cinco Metros de Longitud), muchos otros artistas han realizado sus obras con relación a la proporción áurea, pues se dice que gracias a ésta logran composiciones más armónicas.

Por siglos se ha creído que las obras de arte más bellas fueron aquellas cuyos creadores usaron la proporción áurea para hacerlas y se ha creído encontrarla en un gran número de pinturas, esculturas, piezas musicales, obras arquitectónicas e, incluso más recientemente, fotografías. Se ha dicho que personajes tan importantes como Da Vinci la usaron en obras maestras como la Mona Lisa o El Hombre de Vitruvio, o que Boticelli la usó para llevar a cabo su tan perfecta obra El Nacimiento de Venus. Sin embargo, hay mucha controversia en torno a aquellas obras.

Imagen 9 La Ultima Cena

Imagen 10 Semitaza Gigante Volante con Anexo Inexplicable de Cinco Metros de Longitud

Finalmente, después de conocer un poco más sobre el número áureo y su relación con la pintura, podemos constatar que la relación entre ciencia y arte es necesaria si hablamos de algunos pintores como Dalí, donde la proporción de las formas reside en las matemáticas.

Autor:

Susana Hoyos es egresada de la Escuela Nacional de Conservación Restauración y Museografía, es tallerista y redactora en La Bombilla IluminArte con Ciencia.

Diseño:

Lina Lucía Romero Salas. Nací en la ciudad de México, desde pequeña tuve inquietud por estudiar artes y fue al terminar esa licenciatura cuando decidí realizar una segunda licenciatura en biología porque siempre me ha llamado la atención la naturaleza. He realizado ilustraciones para distintos laboratorios y actualmente doy un taller de artes plásticas a niños de primaria.

 

Referencias:

Fundación Dalí (s/f), Biografía de Gala. Recuperado de https://www.salvador-dali.org/es/dali/bio-gala/

Dimensión Dalí (Documental) (2004). Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=23KfoH7dI_c

Bejan, A., (2009), The golden ratio predicted: Vision, cognition and locomotion as a single design in nature. International Journal of Design & Nature and Ecodynamics, vol. 4, nº2, Noviembre 2009, pp. 97-104. Recuperado de https://www.researchgate.net/publication/240977429

Blasco, Fernando (2011), Matemáticas en Dalí. Matematicalia – revista digital de divulgación matemática, 7(4) (diciembre). Recuperado de http://ribf.riken.go.jp/~dang/paintings/fblasco.pdf

Devlin, K, (2012), The Golden ratio & Fibonacci numbers: facts versus fiction. Stanford University. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=4oyyXC5IzEE

Enzmann, R., (2015), The (ab)surd golden ratio, Ted Talks, TEDxMiamiUniversity. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=0vVxL60YFJU

Lopez Ferrado, M., (2006), La obsesión de Salvador Dalí por la ciencia. História, Ciências, Saúde – Manguinhos, v. 13 (suplemento), pp. 125-131, octubre.

Risi, M. (s/f), Sucedió en el Siglo XX: la bomba atómica. BBC Mundo. Recuperado de http://www.bbc.co.uk/spanish/seriesigloxx04b.shtml

Livio, M. (2008). The Golden Ratio: The Story of PHI, the World’s Most Astonishing Number, Reino Unido: Crown/Archetype Editions.

Markowsky, G., (1992), Misconceptions about the Golden Ratio. The College of Mathematics Journal, 23(1), pp. 2-19. Recuperado de http://www.jstor.org/stable/2686193

García Cremades, S., (2016), ¿Por qué el número PHI, Φ, es la proporción divina y de oro?. Más Q Parábolas – Blog RTVE. Recuperado de http://blog.rtve.es/masqueparabolas/2016/10/por-qu%C3%A9-el-n%C3%BAmero-phi-%CF%86-es-la-proporci%C3%B3n-divina-y-de-oro.html

 

Categorías
Artículos Ciencia Destacadas Ensayos

¿Las cebras son negras con rayas blancas o blancas con rayas negras?

La primera gente de África, los San, cuentan una leyenda:

Hace mucho tiempo, el mundo era muy caliente y el agua escasa; la poca que había se encontraba en pozas y estanques dispersos por toda la Tierra.
Un día, una cebra joven, sedienta, encontró una de estas pozas. Pero, un babuino, que había puesto su hogar y hecho una fogata a la orilla de la poza, no quería compartir el agua con nadie más. El babuino se negaba ante los ruegos de la joven cebra.

Ésta, enojada, pidió una vez más agua al babuino y, al ser rechazada de nuevo, le reclamó: “El agua es para todos, no sólo para ti, cara de mono”.

El babuino, enojado, le respondió: “Si quieres agua, tendrás que quitarme de aquí”. La cebra era valiente y decidió pelear contra el babuino. Al empezar el duelo, el babuino se aventó mostrando los dientes, le jalaba el pelo y mordía a la cebra, quien sólo luchaba para quitarse al mono de encima.
Con un último esfuerzo, la cebra logró tirar al babuino y aprovechó para darle una patada.
¡Pum!
El babuino se estrelló contra unas rocas que estaban lejos.

La cebra, en su alegría, cansancio y sed, ya saboreaba el agua, pero estaba rendida y en un descuido pisó la fogata del babuino. Se chamuscó el pelo y bandas negras de ceniza tiñeron su pelaje hasta entonces blanco como el marfil.

Del susto huyó a las planicies, ahí donde viven todas las cebras ahora.

En cuanto al babuino, permaneció enojado e irritado, sin embargo no se atrevió a dejar las rocas.
Y esa es la historia de cómo las cebras obtuvieron sus rayas negras.”

Fotografía de Carlos Rubio

Es cierto que hoy en día, la ciencia descarta como hecho que todas las cebras desciendan de aquella joven cebra que luchó con un babuino, tampoco se tiene un consenso sobre la razón por la que las cebras tienen rayas, mientras que todos sus demás parientes, caballos y burros, son de tonos más bien pardos y uniformes. También se sabe que las cebras no fueron completamente blancas primero, sino que embrionariamente presentan primero pelo negro y las rayas blancas aparecen más adelante en su gestación; asombrosamente cada patrón de rayas es único y exclusivo para cada cebra, como nuestras huellas dactilares, no hay dos cebras iguales.

¿Qué función tienen las rayas de las cebras? para responder la pregunta, tal vez deban conjuntarse varias respuestas en lugar de una sola:

La primera y la más conocida es el camuflaje que crean dichas franjas: al juntarse las cebras en manadas provoca un mareo visual a los cazadores que intenten enfocarse en una sola cebra para perseguirla.

Pero también en años recientes, 2014 y 2015, se ha encontrado que el patrón de las cebras tiene propiedades ópticas insospechadas, como son reflejar la luz en bandas y crear micro corrientes de aire alrededor de su piel. Se han descubierto correlaciones entre la densidad y el contraste que crean estas franjas, cuyo efecto es el de crear un camuflaje óptico contra moscas que transmiten enfermedades; pues los insectos ven la luz polarizada, además de intensidades del espectro ultravioleta, y les resulta molesto centrarse en picar a las cebras, cuyo pelaje, además, es menos denso que otros animales de las sabanas africanas.

Otra de las virtudes de dicho patrón a rayas que hace tan peculiar y carismática la estampa de la cebra es la sucesión de absorción y reflejo de la luz sobre su cuerpo, ésta crea una corriente pequeña que puede disminuir un par de grados la temperatura a la que se encuentran las cebras, lo que, de nuevo, les resulta en beneficio al momento de sobrevivir el terrible calor de la sabana. En resumen, se puede decir que las rayas evolucionaron en las cebras para permitirles adaptarse mejor a su entorno.

Las cebras, al igual que la joven cebra de la leyenda, vagan buscando agua, pues el clima en las sabanas no permite el establecimiento de pozas y pastos permanentes, y las cebras son reacias sobrevientes.
No sólo en el sentido de que soporten estas condiciones tan duras, sino que, al igual que todos sus parientes perisodáctilos, pertenecen a grupos de mamíferos muy antiguos y diversos en otras épocas, como el Eoceno (hace más de 34 millones de años) su época de mayor diversidad.

Hoy en día apenas se ve reflejada esta diversidad en 17 especies que incluyen 5 especies de rinocerontes, 5 de tapires y 7 de équidos o hipomorfos (con forma de caballo) que a su vez se componen de 3 especies de cebras , 1 de caballo, y 3 de asnos, claro, la diversidad total es mayor pues existen diversas subespecies de equidos y de rinocerontes.

Fotografía de Carlos Rubio

La compentencia de las cebras por el pasto y el agua es contra los artiodáctilos, un grupo mucho más diverso que incluye a los ciervos, antílopes, jirafas, bovinos, camellos, jabalíes, hipopotámos y afines, cuya diversidad supera las 230 especies descritas a la fecha.

En lo que respecta a las cebras, actualmente la Integrated Taxonomic Information System (ITIS) y la International Union for Conservation of Nature (IUCN) reconocen tres especies:

La primera de ellas es la Equus zebra, o cebra de montaña, que incluye dos subespecies, se les considera cebras poco abundantes y pertenecientes a la región sudafricana, sus poblaciones fueron diezmadas debido a que compiten por el espacio con los agricultores locales y durante las guerrillas en el área fueron cazadas para consumir su carne. Son animales muy inteligentes pues son capaces de cavar en los lechos de los ríos secos hasta hallar remanentes de agua; viven en grupos pequeños de no más de 10 individuos, por lo general un macho, varias hembras y algunas crías. Prefieren los hábitats rocosos y solitarios. A diferencia de la joven cebra de la leyenda, estas cebras hubieran cavado su propio pozo.
Otro distintivo es un pliegue labial en la mandibula inferior y que sus rayas no son tan densas ni llegan tan abajo en el vientre, como en el caso de otras cebras.

La segunda especie es Equus grevyi, o cebra de Grévy, que es la cebra más amenazada, pues está en peligro de extinción, y también la cebra más grande de todas: pesan casi media tonelada, mientras que las demás cebras rondan los 350 Kg, destaca además por su patrón de franjas angostas, juntas y marcadas en comparación con las demás especies. Es una cebra norteña, pues habita hacia el noreste del continente africano.

El agua siempre es un problema para estos animales, mientras que las cebras de Burchell migran buscando pozas y las de montaña aprendieron a excavar para encontrar agua, las cebras de Grévy son más resistentes a la sequía, pues pueden soportar hasta 5 días sin beber agua, ocasionalmente también se ha visto que son capaces de cavar sus pozos, pero es una conducta más típica de las cebras de montaña.

Otro atributo que tienen es que son más tolerantes a la vida social pues sus números son altos, desde luego no sabemos qué tan numerosas pueden ser las manadas porque hoy en día quedan menos de 4000 cebras de Grévy en todo el mundo, incluyendo los zoológicos, y ya han desaparecido de, al menos, tres países donde, a principios del siglo XX, se reportaba que aún eran abundantes.

La tercera especie es Equus quagga, conocida como la cebra común, cebra de la sabana, cebra de Burchell (anteriormente su nombre cientifíco era Equus burchellii), es la cebra más abundante de todas, la más distruibuida y la más conocida. Seguramente la cebra de la leyenda correspondería a ésta especie, pues son conocidas por su perseverancia y sus hábitos migratorios.

Ya se han dicho varias características de ésta, podemos decir que es la cebra por excelencia o la cebra referente, en el África se le llama “quagga”, aunque ésta palabra se usa últimamente para referir más a la subespecie extinta de cebra Equus quagga quagga que fue cazada hasta la extinción por los colonos europeos, y se le considera extinta desde 1883.
Las demás subespecies son la cebra de Grant (Equus quagga boehmi), la cebra de Chapman (Equus quagga chapmani), la cebra de Crawshay (Equus quagga crawshayi), la cebra de Selous (Equus quagga borensis), y la cebra de Burchell (Equus quagga burchellii).
De todas ellas, la más abundante es la cebra de Burchell y la única que internacionalmente es reconocida legalmente para su aprovechamiento por el humano. No es raro que se le cace y se le críe, incluso fuera del continente africano y en sitios como ranchos. En México, existen estos ranchos en estados como Chihuaha, Coahuila, Durango, Nuevo León, Quéretaro, Sonora, Tamaulipas y Veracruz. La cebra de Burchell es un animal carismático y muy apreciable para todos los zoológicos y parques de fauna silvestre exótica.

Aunque ésta es la de menor preocupación en cuanto a que no está en peligro de extinción, es importante recordar que una especie silvestre no necesita estar amenazada para estar protegida ni por ello pierde importancia, pues sus números actuales no son los de hace 100 años, y sus principales amenazas siguen siendo la agricultura y el desplazamiento causado por las necesidades humanas y la urbanización, además de la cacería sin control.

Las cebras son animales impresionantes, de los que aún nos quedan muchos misterios por resolver y que podemos admirar ya sea en su hábitat natural o en parques. Las cebras son muy antiguas y fueron importantes para el folclore africano desde los primeros habitantes de África, la cuna de la humanidad, no es baladí pensar que nos pueden seguir inspirando, como especie humana, a conservar y admirar el medio ambiente.

Autor:

Carlos Rubio AKA “Chars”. Lector y vagabundo por placer, gusta del té verde, hacer fotografías, coleccionar discos, visitar museos y trabajar en restauración de áreas verdes, ama la vida silvestre. Trabaja como técnico de campo encargado de flora, en el CICN Yumka, también imparte pláticas de cultura ambiental y biodiversidad.

 

Referencias:

Sobre la leyenda San de la Cebra y cómo obtuvo sus rayas, consultado en: http://www.gateway-africa.com/namibia/african-stories-myths/

Caro, T. et al. The function of zebra stripes. Nat. Commun. 5:3535 doi: 10.1038/ncomms4535 (2014)

Larison, Brenda; Harrigan, Ryan J.; Thomassen, Henri A.; Rubenstein, Daniel I.; Chan-Golston, Alec M.; Li, Elizabeth; Smith, Thomas B. (2015). “How the zebra got its stripes: a problem with too many solutions”. R. Soc. opensci. 2: 140452.

Groves, Colin, and Peter Grubb. 2011. Ungulate Taxonomy

Vaughan, Terry A.; Ryan, James M.; Czaplewski, Nicholas J. (2015). . Mammalogy (6 ed.). Jones and Bartlett

Álvarez -Romero, J. y R. A. Medellín. 2005.

Equus burchellii. “Vertebrados superiores exóticos en México: diversidad, distribución y efectos potenciale”. Instituto de Ecología, Universidad Nacional Autónoma de México. Bases de datos SNIB-CONABIO. Proyecto U020, consultado en: http://www.conabio.gob.mx/conocimiento/exoticas/fichaexoticas/Equusburchellii00.pdf

 

Categorías
Artículos Cerebro Ciencia Conciencia Destacadas

Trasplantes de conciencia

La computación nos ha enseñado que hay una distinción bastante clara entre el hardware y software. El primero es la parte física y permite interactuar directamente con la máquina, el segundo es “el alma” de la máquina, es decir, el programa que va a manipular la información que se ingrese al sistema. En la ciencia ficción existen múltiples historias de cyborgs y robots que ejemplifican la distinción entre software y hardware. Basta recordar al antagonista de Ghost in the shell (1995), el titiritero, un programa capaz de hackear a otros cyborgs, que se apodera de sus cuerpos y los obligar a realizar todo tipo de crímenes.

Pero la distinción entre software y hardware entra en terrenos fangosos cuando lo informático y lo biológico se unen. En los seres vivos el hardware sería nuestro cuerpo, la parte física que nos permite interactuar con el mundo. Definir cuál sería nuestro software es mucho más complicado.

Todo lo que tienen los seres vivos que no es materia física se le ha llamado alma, consciencia, mente, aura, espíritu, entre otros. Descartes ya había abordado este problema mucho antes de que aparecieran las computadoras. Gracias a sus trabajos nace el dilema filosófico llamado cuerpo-alma, o en términos modernos, cuerpo-mente. Dicho dilema tiene una gran variedad de respuestas y resoluciones. Una de ellas es la de Gilbert Ryle quien dice que dicho problema es una confusión lingüística y que es absurdo hacer la distinción entre mente y cuerpo. Incluso ridiculiza el trabajo de Descartes llamándolo “dogma del fantasma en la máquina” haciendo referencia a que, si Descartes estuviera en lo cierto, todos nosotros en realidad seríamos fantasmas conduciendo una máquina que serían nuestros cuerpos.

El problema mente-cuerpo se ha replanteado gracias a los avances en neurociencias y psicología. Si el objeto de estudio de la psicología es la mente, la forma física de esa mente se encontraría en el cerebro, al punto que muchos ahora le llaman el problema mente-cerebro, reduciendo la máquina de Descartes a nuestro sistema nervioso.

Podemos recordar aquí el mundo futurista de la famosa serie Black Mirror donde la consciencia de una persona puede reducirse a los mapas neuronales dentro del cerebro, al punto que esos mapas pueden replicarse como si fueran programas de computadoras: millones de redes neuronales escaneadas que nos darían consciencia aún cuando el cuerpo físico ya no esté, como en el capítulo “Be right back” de la segunda temporada de ésta serie. En otros capítulos se utilizan copias de la consciencia como trabajadores domésticos, parejas que simulan una relación para encontrar el perfect match; también se utilizan estas copias para trasladar una conciencia de lugar una vez que el cuerpo no es capaz de alojarla, entre otros. En pocas palabras, el objetivo es cumplir necesidades que únicamente nuestra misma consciencia sería capaz de llevar a cabo.

Todos estos son ejemplos hasta ahora de ciencia ficción. No obstante, existe un proyecto médico que pretende ir hasta las últimas consecuencias de este dilema entre la mente y el cuerpo. Me refiero al proyecto HEAVEN/GEMINI, mejor conocido como el proyecto del trasplante de cabeza.

 

Proyecto HEAVEN/GEMINI

El sueño de intercambiar cabezas en seres vivos no es nuevo. El primer intento serio sucedió en los años setenta cuando el equipo del neurocirujano Robert White logró trasplantar la cabeza de un mono. Según sus reportes, lograron que el mono sobreviviera durante 8 días, después de los cuales éste falleció. Aunque no especifica las condiciones en que vivió el mono en ese periodo, el texto publicado en 1970 asegura que con la tecnología del siglo XXI sería posible realizar un trasplante de cabeza exitoso en humanos.

Trasplante de cabeza supuestamente exitoso en 1971

 

Hoy en día, siglo XXI, Sergio Canavero, un neurocirujano italiano, asegura que la tecnología ya está disponible para realizar semejante cirugía. Puesto que se trata de un procedimiento nunca antes realizado, conlleva a muchas limitaciones técnicas, materiales y éticas.

Afortunadamente, Canavero cuenta con un voluntario dispuesto a realizarse un trasplante de cabeza (o más bien de cuerpo). Se trata de Valeri Spiridónov, un ruso de 30 años que padece de atrofia muscular-espinal. Una condición genética que afecta el movimiento del cuerpo. Valeri ha vivido sus treinta años sin mover más que la cabeza y manos. A pesar de que aún no es posible descargar la conciencia de Valeri a una simulación artificial, como en el capítulo “San Junípero” de Black Mirror, lo que sí se puede hacer, según Canavero y su equipo, es conseguirle un nuevo cuerpo.

La principal limitante médica del trasplante es lograr que la cabeza sobreviva sin un cuerpo mientras se completa la cirugía, y, por lo que se cuenta de los ensayos en animales, es una cirugía de alrededor de 70 horas. La solución es menos complicada de lo que se podrían imaginar: enfriar al cerebro a 12°C, en esta temperatura su metabolismo baja hasta llegar al 10%. Según Canavero ésta y otras limitantes han sido superadas en pruebas de laboratorio. Lo que ahora le preocupa más a la comunidad científica son los dilemas éticos que trae consigo esta cirugía.

 

¡¿Qué diría Descartes?!

En los últimos 20 años, gracias el avance de las neurociencias, es fácil reducir la existencia de un ser al funcionamiento del cerebro. No obstante, como ya se mencionó al inicio, la distinción entre mente y cerebro no es tan fácil. Para empezar porque nuestra mente no puede existir sin algo físico que lo sustente, así como el cerebro no puede existir sin un cuerpo.

Además, la existencia de un cerebro tampoco tendría mucho sentido sin órganos que lo alimenten de información, es decir, lo que conocemos como sentidos. Debemos aclarar que no son 5 sino alrededor de 10 sentidos bien definidos hasta ahora, más los que aún no se deciden a definir los científicos.

El sentido que más entraría en conflicto con un trasplante de cabeza es el de la propiocepción. Se refiere al mapeo que hace nuestro cerebro de nuestro propio cuerpo. Los mapas corporales se construyen desde la infancia y van adaptándose a la vez que un individuo va creciendo y madurando. Basta ver a un recién nacido en el momento en que descubre que tiene manos para ver a la propiocepción en plena construcción. Ésta, además, es la base de otras habilidades cognitivas como: la orientación espacial, la construcción de identidad, incluso tiene que ver con el sano desarrollo de la capacidad de poner atención.

Aún no sabemos qué puede pasar con la propiocepción en el caso de un cambio brusco de mapas corporales, como lo sería en el caso de una operación HEAVEN/GEMINI exitosa. Los críticos dicen que este choque entre los mapas corporales del cerebro y el resto del sistema nervioso periférico podría ocasionar psicosis, alucinaciones o alteraciones en la consciencia, tal como sucede con los consumidores de drogas como el LSD o los inhalantes, quienes por momentos alteran su sentido de la propiocepción. Hay que recordar que el cerebro y la consciencia humana no son tan sencillos como las inteligencias artificiales de Ghost in the Shell o de la película Her.

 

El futuro nos está alcanzando

Aunque Canavero afirmaba que el trasplante de cabeza sería posible para 2017, lo único que se logró fue que un ensayo clínico, en diciembre de ese año, para probar la eficacia del procedimiento a nivel del tejido nervioso.

El proyecto HEAVEN/GEMINI desata mucho interés científico, dilemas éticos y, por supuesto, morbo. Los especialistas se dividen entre los escépticos que dicen que Valeri no logrará sobrevivir al procedimiento, y los que creen que es técnicamente posible, quienes además, temen a las repercusiones éticas. Hasta ahora, a pesar de lo que publiquen las páginas de noticias amantes del clickbait, no hay ningún registro de una operación 100% exitosa ni en animales ni humanos. Habrá que esperar a que los planes del doctor Canavero se hagan realidad para saber qué tan acertado estaba Descartes sobre el fantasma y la máquina.

Autor:
Juan José F. Valdiviezo
Es egresado de la Facultad de Psicología de la UNAM con amplia experiencia en divulgación de las neurociencias. Actualmente trabaja en investigación con pacientes consumidores de drogas y niños con problemas cognitivos. Es amante de la ciencia ficción.
Ilustración:

Lina Romero egresada de la Facultad de Ciencias como bióloga; estudió en la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM la licenciatura en

Categorías
Artículos Ciencia

8 de cada 10 psicólogos lo recomienda

[et_pb_section bb_built=”1″][et_pb_row][et_pb_column type=”4_4″][et_pb_text]

cartel-fidget-3.jpg

Cuando estaba en primaria existía un juguete que era la tendencia entre todos los niños de mi edad. Prácticamente todos lo teníamos aunque en la escuela no les agradaba tanto, incluso empezaron a negarnos jugar con él y a confiscarlos, ya sea porque para algunos era peligroso o porque distraían a toda la clase. Pero aún si confiscaban unos 5 al día, a la semana siguiente aparecían más entre los alumnos. Y una razón era que los puestos colocados a la salida de la escuela lo vendían, y a precios muy accesibles, por lo que prácticamente cualquiera los podía adquirir.

No importa de qué generación seas, habrás pensado en un juguete diferente a leer estas líneas, como los resortes slinky,  los trompos marca “Cometa”,  las bolas  tronadoras o taka-taka, los tamagochis, los tazos, los muñecos de Bakugan y una gran variedad de juguetes que a cada generación le recuerdan a su infancia. El artículo de moda en estos días no puede ser otro que los spinners, los cuales han ganado una gran popularidad debido a que tienen algo que otros juguetes no: “los expertos lo recomiendan”. O al menos eso es lo que dicen los que los venden.

Basta subirse al transporte público y escuchar con atención a los vendedores. Palabras más, palabras menos, su slogan de ventas dirá: “El juguete de novedad, el bonito regalo, recomendado por psicólogos para la ansiedad, para el déficit de atención, para la ansiedad, para el autismo”. Como ven, nos lo venden como un producto milagroso, capaz de acabar de un solo golpe con tres problemas diferentes. Analicemos primero qué es el déficit de atención.

El trastorno por déficit de atención (TDA) es un trastorno que aparece principalmente en niños en etapa escolar, es decir de los 5 a los 16 años, o al menos son a quienes les causa mayores problemas ya que los adultos también lo padecen. Sin embargo este trastorno conlleva a mucho debate entre padres, profesores, psicólogos y psiquiatras. Prácticamente no hay ningún otro padecimiento que acarree consigo tantos prejuicios y controversia como el TDA. La historia de los niños con TDA es casi siempre la misma y se repite más de lo que debería.

Si observamos cualquier salón de clases de cualquier escuela del país, encontraremos al menos un niño con bajas calificaciones, muy inquieto todo el tiempo,  nunca termina los trabajos, no anota bien la tarea y distrae a sus compañeros. Traten de recordar en su propio salón de clases de la primaria o secundaria, seguro había alguien así o incluso puede que ustedes fueran ese niño. Lo que sigue en esta historia es que el profesor o profesora del grupo, hartos de lidiar con ese comportamiento, llaman a los padres y dirán la frase “para mí que tiene déficit de atención, mejor que lo vea un doctor”. Los padres, también conscientes del comportamiento de su hijo en casa acuden a un médico o a un psiquiatra quienes, después de hacer algunas preguntas a los padres, diagnosticarán al niño con TDA y le recetará unas pastillas para “disminuir su conducta hiperactiva” (APA, 2014).

Hay muchos puntos en esta historia que se prestan a acalorados debates, incluso entre los expertos; el más importante se refiere al diagnóstico. Cuando un niño entra a la escuela su cerebro y todo su sistema nervioso aún está desarrollándose, por lo que es una edad propicia para que aparezcan problemas de todo tipo, y en muchas ocasiones dos problemas muy diferentes provocan signos muy parecidos o casi iguales. Un problema de conducta en un niño puede significar muchos tipos de afecciones, por ejemplo, falta de maduración cerebral, mala alimentación, problemas de la vista o de la audición y, si, también podría ser TDA.

Pero su diagnóstico no se puede hacer a la ligera, pues incluso un psicólogo o psiquiatra experto necesita tiempo suficiente para lograr diagnosticar TDA sin llegar a confundirlo con otro tipo de trastorno. De hecho, el médico Leon Einsenberg (Castillero Mimenza, n.d.), quien dedicó gran parte de su vida a estudiar este trastorno, declaró antes de morir que “El TDA es un ejemplo de enfermedad ficticia”, refiriéndose a que muchas veces los profesores y servicios de salud diagnostican prematuramente TDA cuando en realidad se trata de otra anomalía totalmente diferente. Actualmente el TDA es uno de un gran grupo de afecciones llamadas “trastornos del neurodesarrollo”, un grupo de trastornos que para un observador inexperto, como muchas profesoras de primaria, se confunden muy fácilmente.

Hasta ahora hemos dejado en claro que la enfermedad es real, pero se suele confundir con otros padecimientos. Entonces ¿qué sí es el TDA? Primero lo obvio, se trata de una dificultad para mantener la atención, lo cual en un salón de clases se traduce en aquellos niños que se distraen fácilmente o que no pueden acabar las tareas o los trabajos. Pero como ya se dijo no es el único requisito para tener TDA, a la vez debe existir impulsividad, por ejemplo actuar sin pensar en las consecuencias a largo plazo, no poder esperar o dificultad para tomar turnos en un juego o interrumpir a otros al hablar, ser irritable o con poca tolerancia a la frustración. Puede o no existir hiperactividad, es decir, movimientos excesivos sin ningún propósito o en circunstancias no adecuadas, como puede ser correr por toda la habitación en círculos, chasquear repetidamente la boca, los dedos o no poder permanecer sentado por mucho tiempo. Aunque estas son pautas generales en el TDA, recuerden que el diagnóstico sólo lo puede hacer un experto.

Otro trastorno que comparte el mismo capítulo en los libros de psiquiatría con el TDA es el autismo. Los desórdenes del espectro autista son, al igual que el TDA,  anomalías del neurodesarrollo, sólo que en estos casos el principal problema es la dificultad para interactuar con los otros, falta de empatía emocional y una dificultad general en las habilidades sociales. Si creían que diagnosticar TDA era difícil pues en autismo es aún más, debido al variado repertorio de signos que aparecen; no en balde tienen el nombre de “espectro autista”, dándonos una idea de qué tan variables pueden serlos casos.

Muchos de ellos tienen problemas sensoriales, ya sea que hiperreaccionen a luces, sonidos o texturas y por ende eviten este tipo de estímulos, o por el contrario, que constantemente mente estén buscando estimular alguno de sus sentidos a veces de manera obsesiva. Dentro de los variados síntomas autistas también se pueden observar niños con coeficiente intelectual bajo, con coeficiente intelectual alto, con o sin presencia de tics, con problemas de lenguaje o con léxico avanzado para su edad, con hiperactividad o sin hiperactividad. De hecho existen tres niveles de gravedad según la independencia que puede lograr la persona en su etapa adulta.

El ejemplo más claro de una persona con un trastorno del espectro autista es Sheldon Cooper, el científico de la serie “The Big Bang Theory”, quien a pesar de su alto coeficiente intelectual muestra habilidades sociales nada buenas. Presenta una monotonía excesiva y todo debe estar controlado para él, como  la exclusividad en ocupar su sillón. Si le preguntamos a un psicólogo, nos diría que Sheldon presenta un “trastorno del espectro autista sin deterioro intelectual ni del lenguaje” mejor conocido como Asperger.

Ahora, imaginen que son profesores de primaria en un grupo con dos niños diagnosticados con TDA y uno con trastorno del espectro autista, salen de trabajar agotados y estresados por el trabajo con estos niños, que demandan un poco más de atención que un grupo normal, y escuchan al vendedor ambulante gritar “el juguete ideal para el déficit de atención, para la ansiedad, para el autismo”. Intrigados por esa solución mágicamente dispuesta para ustedes, compran un par de esos fidget spinners. El juguete no puede ser más simple: apoyarlo sobre el dedo pulgar y hacerlo girar, sin que se caiga, puedes sostenerlo con dos dedos, sobre uno, incluso sobre tu nariz. Te preguntas si algo así de verdad ayudará a los niños con TDA o autismo.  Mientras giras el spinner entre tus manos te pones a pensar en cómo lo podrían usar estos niños, ¿no será más bien que los mantiene entretenidos por un rato mientras los padres se toman un respiro? ¿Los niños no se aburrirán? ¿Podrá este juguete calmar a un niño hiperactivo? El juego parece bastante simple, tal vez por eso es tan popular, pero ¿Y el niño con autismo a quien le encanta ver colores brillantes por horas, le ayudará o más bien le perjudicará? ¿Los padres aprobarán el uso de estas cosas? Te haces todas esas preguntas mientras juegas con el spinner. Cuando te das cuenta ya llevas una hora girando ese pequeño artilugio entre tus dedos. Increíblemente te sientes más tranquilo que cuando saliste de la escuela.

Si nos remontamos a la historia de los spinners veremos que pertenecen a una familia de juguetes llamados “fidgettoys” o burdamente traducidos como “juguetes inquietos”. A este grupo pertenecen las pelotas de goma, los cubos anti estrés, el plástico de burbujas o la masa Play-Doh. Estos juguetes han sido recomendados durante mucho tiempo por psicólogos y terapeutas para ayudar en problemas de atención, hiperactividad y en autismo, aunque por razones diferentes.

Al usar un spinner lo que hacemos en enfocarnos en girar el juguete, en sentir con nuestros dedos el balance que tiene y ajustar nuestros movimientos para evitar que se caiga, sentir y ver la velocidad con la que gira para ajustar el impulso que le damos. Para un niño con TDA que es bastante impulsivo esta tarea le resultará desafiante. Usar un spinner permite enfocar toda nuestra atención en un solo punto por un periodo de tiempo largo, lo cual es justamente lo que se quiere lograr en un niño con TDA. A la larga estos niños lograran tener más control sobre en dónde quieren enfocar su atención y lograrán distraerse menos.

Ahora, si recordamos habíamos mencionado que muchos niños con autismo tienen hiperreactividad sensorial. Si a estos niños les encanta ver cosas brillantes, seguro se sentirán atraídos, así como aquellos con sentido del tacto hiperdesarrollado. Para esto casos específicos, los juguetes de este tipo pueden ser beneficiosos.  Incluso ha servido para bajar un poco la ansiedad, cuántos de nosotros no hemos estado un largo rato sentados y nos damos cuenta que hemos estado moviendo el pie desde hace varios minutos, o cuando utilizamos frenéticamente el clic de las plumas una y otra vez. Son estrategias que permiten enfocar nuestra energía en una tarea inútil pero que de otra manera no podríamos sacar ya que la situación no nos lo permite, lo que hacemos a nivel neurológico es lo mismo que usar un spinner.

Sin embargo, muchos critican este tipo de juguetes, y con mucha razón, ya que a la fecha no hay ningún estudio científico que avale la utilidad de los spinners. Hasta ahora toda la información ha sido de forma anecdótica. Cualquier persona que no tenga problemas de atención al usar un spinner sólo logrará distraerse más fácil en lugar de mejorar su atención. Un spinner mal utilizado puede servir como medio de distracción en un niño sano, o bien como una forma de escaparse del trabajo escolar. Aún con niños con autismo o TDA el uso de los spinners no resuelve de inmediato todos los problemas, y no sustituye el tratamiento que pueda dar un especialista. Los tratamientos deben ser individualizados según los intereses y habilidades de cada niño, por eso es imposible que una misma actividad les sea útil a todos los casos con TDA (Biel, 2006).

No hay que estigmatizar a estos juguetes como buenos o malos, sólo hay que saber cómo y en qué momento usarlos, así como no creer en todo lo que nos venden. Aunque sea el juguete de moda y de novedad, recuerden que los spinners en realidad no son nada nuevo en el mercado de los juguetes recomendados por expertos.

-Juan José F. Valdiviezo

Es egresado de la Facultad de Psicología en de la UNAM, tiene amplio interés en temas de neurociencias y ciencia ficción. Actualmente trabaja con niños con problemas de conducta y deterioro cognitivo en usuarios de drogas.

Referencias.

APA. (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5 (5°). Editorial Médica Panamericana.

Biel, L. (2006). Fidget Toys or Focus Tools? Sensory Samrts, 12–13.

Castillero Mimenza, O. (n.d.). El mito del TDAH: ¿qué dijo realmente Leon Eisenberg antes de morir? Recuperado de:  https://psicologiaymente.net/clinica/mito-tdah-leon-eisenberg-dijo-antes-morir#! el 02 de Julio 2017

[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][et_pb_row][/et_pb_row][/et_pb_section]

Categorías
Artículos Cine

Una bella apestada

Peligro de spoiler

Si viste la nueva versión de La Bella y la Bestia entonces quizá te preguntaste cómo es que Bella, quien era tan asidua a la lectura y tan lista, no pudo descifrar que su madre murió en una de las tantas olas de peste que azotó a Europa.

Quizá recuerdes una de las escenas de la película donde Bestia le muestra a Bella un libro que le dio la hechicera que lo embrujó. Con la magia del artefacto, quien lo posea podrá viajar al paraje que siempre quiso conocer. Luego de cerrar los ojos, ambos llegan a un pequeño cuarto parisino del siglo XVII. Parece ser media noche y la habitación está sola, sucia y desordenada. Después de cantar, ­como sucede en casi todas las escenas de la película, Bestia encuentra una máscara con forma de pico sobre una silla y ambos tienen un flashback donde reviven el trágico momento cuando el padre de Bella abandona a su moribunda esposa para proteger a la pequeña de la peste. Mientras esto ocurre, un hombre con una extraña máscara con forma de pico, le da consejos médicos al padre.

La escena plantea varias preguntas: ¿por qué los médicos se disfrazaban de pájaros para atender a las personas?, ¿no había una cura para la enfermedad de la madre de Bella? y, sobre todo, ¿qué diantres es la peste?

Categorías
Artículos Ciencia Cine

Cómo ser cinéfilo, científico, detective y viajero astral a la vez

Cuando la policía entrevistó a Marta, una joven de 25 años, se dieron cuenta de que ella no recordaba nada de lo ocurrido en los últimos 10 meses, sin embargo, las pruebas eran contundentes: su ADN era compatible con el del recién nacido encontrado en una bolsa hace unas semanas, su cuerpo estaba en pleno estado post-parto y la bolsa donde se encontró al bebé había sido comprada por ella. Pero Marta aseguraba no saber nada de lo sucedido, no recordaba absolutamente nada, ni siquiera estaba consciente de haber estado embarazada. Si ella no mató al bebé, ¿quién habría sido?

Categorías
Artículos Ciencia Ensayos

¿Lloverá hoy o mañana? Flash y las mariposas

Las nubes, tan grandes en el cielo, empiezan a juntarse, tan grandes y esponjosas, parecen algodones de azúcar. Al verlas podríamos pensar que pronto lloverá, pero ¿en verdad lloverá?

Predecir el clima a partir de voltear a ver el cielo es bastante complicado, tanto como si trataras de equilibrar una canica sobre la punta de tu dedo, ¿difícil, no? Aunque tengamos “buen pulso” esto es bastante complicado ya que basta una pequeña fuerza, como la de una ligera briza, para hacer que la canica caiga en alguna dirección. Aunque no lo creas, sucede algo muy parecido con el clima.

Categorías
Artículos Cine

Misión Rescate: salvando al soldado Ryan 3. (¿En serio? ¡Pero ni siquiera sabía que había otras 2!)

Es verdad, el gobierno de Estados Unidos ha gastado mucho dinero salvando a Matt Damon no una, ni dos, sino tres veces: siempre se pierde. Si pensamos, específicamente, en tres de sus películas: Rescatando al soldado Ryan (Steven Spielberg, 1998), Interestelar (Christoper Nolan, 2014) y Misión Rescate (Ridley Scott, 2015), quizás entendamos el sentido de la broma: ¡Alguien dígale a Matt Damon que ya deje de perderse! ¿Cómo diablos sobrevive este náufrago interestelar?