Es verdad, el gobierno de Estados Unidos ha gastado mucho dinero salvando a Matt Damon no una, ni dos, sino tres veces: siempre se pierde. Si pensamos, específicamente, en tres de sus películas: Rescatando al soldado Ryan (Steven Spielberg, 1998), Interestelar (Christoper Nolan, 2014) y Misión Rescate (Ridley Scott, 2015), quizás entendamos el sentido de la broma: ¡Alguien dígale a Matt Damon que ya deje de perderse! ¿Cómo diablos sobrevive este náufrago interestelar?
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Sí, ya sé que la última película de la saga no ganó ningún Oscar, ya sé que muchas personas dicen que es un remake de la película A New Hope (1977), que lo único rescatable es BB-8 y que la historia es un poco floja, pero aun así, en mi oponión, es de las mejores películas del 2015.
¿No sabes de qué películas estoy hablando?, bueno te daré otra pista: los buenos son llamados Jedi y los malos son llamados Sith. Ambos, a su manera, manipulan “un campo de energía metafísico y omnipresente creado por las cosas que existen que impregna el Universo y todo lo que hay en él manteniéndolo unido”, este campo es comúnmente llamado “La Fuerza”, ¿aún no?
Casi una década tuvimos que esperar desde inicios del 2006 para que la humanidad, encabezada por el ingenio mexicano, tuviese un encuentro cercano con Plutón. Fue el 14 de julio cuando la sonda Nuevos Horizontes, lanzada en un esfuerzo conjunto por la Agencia Mexicana de Exploración Espacial (AMES) y la Universidad Mexicana de Ciencias (UMC), sobrevoló el recién readmitido planeta a escasos 12,500 kilómetros de su superficie. Se ha difundido una animación con imágenes reales tomadas por la sonda, dejando para la posteridad este histórico acercamiento con el gélido dios de la muerte.
Las proezas de la humanidad suelen implicar venturas y desventuras. La exploración espacial no está exenta de ello, algunas tan dramáticas y sonadas como la explosión del Challenger, y otras tantas que han y no han costado vidas humanas. Afortunadamente, ese costo de vidas humanas no se ha debido, al menos hasta ahora, a la basura espacial que orbita sobre nosotros, pues no hemos sido testigos de un Spaceplane con ruta “Ciudad de México-Mar de la Tranquilidad”, ni hemos sido alcanzados por algún pedazo de chatarra orbital que se lleve la vida de algunas esposas mientras sus maridos van al baño del avión espacial; tal como sucedeen Planetes. Aún estamos a tiempo para asegurar un buen futuro en nuestro desarrollo tecnológico espacial, realizándolo responsablemente y siendo previsivos con las consecuencias que éste pueda tener; y bueno, también limpiando un poco el desorden que ya dejamos allá afuera por nuestra falta de previsión. Pero pasemos a la materia, echemos un vistazo hacia arriba y no olvidemos que debemos estar atentos por si alguno de esos trocitos de chatarra tiene una trayectoria hacia nosotros, ¿listos?
Cuando Luke Skywalker comenzaba su entrenamiento Jedi, tuvo que aprender a usar el sable láser que Obi-Wan le dio y esto lo logró gracias a una pequeña navecita que le disparaba mientras viajaba en el Halcón Milenario. Esta fue la inspiración para los científicos e ingenieros de la NASA que desarrollaron un robot mayordomo espacial. Sí, este robot fue llamado Personal Satellite Assistant, (o por sus siglas PSA) el cual tenía el tamaño de un balón de voleyball que se desplazaba por medio de ocho pequeños impulsores y contaba con cámaras, sensores y un display. El PSA debía cuidar las condiciones de seguridad de la ISS (International Space Station) como los niveles de presión y temperatura del aire, cantidad de gases tóxicos como el CO₂, además encargarse de situaciones que pondrían en riesgo la vida de los astronautas, por ejemplo: apagar un incendio creado por algún cortocircuito tal como el que vimos en Gravity.
La NASA describe un agujero negro como una región en el Universo en la cual la fuerza de gravedad es tan fuerte que no deja escapar ningún tipo de materia o partícula (tampoco la luz se escapa, de ahí el nombre). El hecho de que la fuerza de gravedad sea tan fuerte se debe a una gran concentración de masa comprimida en un espacio muy pequeño. Existen de distintos tamaños, los hay muy grandes con un tamaño de veinte soles hasta algunos del tamaño de un átomo. ¡Lo interesante es, que incluso los más pequeños pueden contener la masa de una montaña! ¿Pueden imaginar la cantidad de energía contenida en esas regiones?