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SUPERSTICIONES FÚNEBRES

 

Lo que la muerte nos enseña de la vida y viceversa Parte I.

Mi madre me prometió que el espíritu de mi abuela vendría a visitarnos antes de que se cumpliera un año de su partida. Mañana se cumple un año de que Doña Esmeralda, la matriarca de nuestra familia falleció, y mi mamá me ha despertado alegre para que saliera al patio a ver una gran mariposa negra pegada sobre la puerta. “Ya llegó tu abuela”.

No sé si en tu familia pasa lo mismo pero en la mía hay ciertas supersticiones tan arraigadas que es complicado hallarles sentido. Ese es el caso de la fascinación de mi familia con las mariposas negras. La misma Doña Esme creía firmemente que las mariposas negras o Ascalapha odorata como la llaman los científicos, visitaban las casas ya sea para anunciar una próxima muerte o para enviar el mensaje de los fallecidos ansiosos por visitar a su familia.

Aunque yo nunca he sido creyente de esas supersticiones, Doña Esme se encargó de transmitir algunas a mi madre y a todas sus hermanas, por lo que en mi familia no se puede contar el dinero sobre una cama recién tendida, no se deben señalar los arcoíris, y cada vez que hay un eclipse solar las embarazadas deben ponerse un seguro en la ropa a la altura del ombligo. Todas estas raras creencias parecen irracionales, pero hay muchísimas personas que creen en éstas y otras supersticiones, y en parte se debe a cómo el cerebro le pone orden a las cosas.

Los seres humanos no son los únicos animales que tienen supersticiones. En los años cuarenta el grupo de investigación del psicólogo Frederich Skinner observó que las palomas a las que estaban tratando de entrenar empezaron a tener conductas muy raras. Se trataba de ocho palomas, cada una en su propia jaula. Las jaulas estaban adaptadas para que cada diez minutos se liberara una pequeña porción de comida a las hambrientas palomas. Imaginen a la paloma número uno, que mientras estaba tranquila con la mirada hacia el techo de su jaula, cayó comida en su alimentador.

La paloma fue a comer agradecida por haber obtenido alimento. Pero como es muy lista, desde ese momento volteó a ver el techo cada vez que quería comida, lo hizo una y otra vez hasta que después de cierto tiempo viendo el techo (diez minutos por ejemplo) volvió a oír la comida caer. Podemos imaginarla pensando satisfecha “Ya sabía yo que viendo el techo me iban a dar comida”.

Lo mismo pasó con la paloma número dos, sólo que ésta no recibió comida mientras veía el techo, si no que a ella, casualmente, le tocó recibir el alimento mientras estaba aleteando. La paloma número dos relacionó la comida con su aleteo, por lo que empezó a aletear más para saciar su hambre. Si vemos a la paloma tres, en lugar de ver el techo o aletear, ella movía la cabeza de lado, mientras que la número cuatro se acicalaba el lado izquierdo de su cuerpo y así, cada paloma relacionó su comida (que aparecía de manera constante cada diez minutos) con una conducta totalmente aleatoria, y que en cada caso fue diferente. Skinner llamó a esto conducta supersticiosa.

Para nosotros es obvio que ni el acicalarse el ala izquierda ni ver hacia el techo provocaban la entrega de comida en los comederos, pero las palomas lo creyeron firmemente, ya que cada una de ellas no dejó de hacer esa misma conducta una y otra vez hasta que, pasados los diez minutos aparecía la comida.  ¿Son tontas estas palomas haciendo conductas azarosas para obtener comida que ya de por sí iban a obtener? No necesariamente, pues lo mismo nos pasa a los humanos.

El cerebro es una herramienta que ha ayudado a muchos animales a sobrevivir en un ambiente que está cambiando todo el tiempo. Y esto es gracias a que nos permite memorizar y aprender las características del entorno que nos permitan obtener alimento y refugio de los depredadores así como del clima. Cualquier clave o pista que nos de la naturaleza para conseguir cosas útiles para sobrevivir es sumamente valiosa.

Imaginen un primate que en algún momento de su vida ha visto a algún compañero ser atacado por una serpiente, quien tiempo después muere víctima del veneno, lo más lógico para el animal es conectar ambos eventos: la mordedura de la serpiente y la posterior muerte de quien fue mordido. Este primate ahora le temerá a las serpientes, aún a aquellas que no son venenosas ya que detenerse a averiguar si una serpiente posee veneno o no, no es una estrategia útil para la sobrevivencia. En la adversa naturaleza la mejor estrategia es aprender rápido, por lo que nuestro cerebro opera bajo la lógica de “apréndelo y luego preguntas”.

El problema viene cuando lo que aprendemos son meras coincidencias, como en el caso de las palomas. Pero puede que lo mismo haya ocurrido con mi familia y las mariposas negras. La Ascalapha odorata, al igual que otras mariposas de hábitos nocturnos no es muy agraciada si a colores nos referimos, pero lo que las hace destacar es el gran tamaño que pueden alcanzar. Pueden medir hasta 18 cm de ala a ala, por lo que difícilmente pasan desapercibidas cuando, al buscar frutos que comer, quedan atrapadas en las paredes de alguna casa.  Son animales estacionales, es más común ver mariposas adultas en los meses de agosto a noviembre, los meses anteriores al invierno.

Una hipótesis del origen de la superstición es que las personas comenzaron a relacionar el aumento de estos animales con la llegada de las épocas más frías y difíciles del año, por lo que le empezaron a atribuir la característica de augurio de mala muerte. De todas las mariposas que llegan a quedar atrapadas en casas, puede que algunas hayan tenido la mala suerte de quedarse en la casa de alguien que próximamente iba a morir. Fue una mera coincidencia, de esas que le encantan a nuestro cerebro y por ende las relaciona automáticamente, aún si los eventos no tienen nada que ver.

Esas pocas coincidencias han sido suficientes para que muchas culturas asocien a esta mariposa como mensajera de la muerte, y es justo lo que ocurrió esa mañana en que mi madre halló esa mariposa negra posada en el patio de la casa. Curiosamente mi abuela falleció en octubre, en la época en que el número de mariposas aumenta en casi todo el continente americano. Una coincidencia, pero si al cerebro le decimos que ni las mariposas ni la muerte están relacionadas de ninguna manera, el cerebro nos diría en tono jactancioso al mismo tiempo que cruza los brazos: ¡Uy, qué casualidad! ¿No?

Si para los primates ha sido de gran ayuda evadir serpientes a toda costa, en el ambiente que nos toca vivir a los humanos actuales esta forma de organizar nuestro mundo ya no es del todo beneficiosa, pues hemos logrado relativa estabilidad en nuestro ambiente directo. Algunas de esas estrategias de aprendizaje y comportamiento se han convertido en los llamados sesgos cognitivos, que son errores en la interpretación del mundo que nos llevan a sacar conclusiones distorsionadas. Uno de esos sesgos es el de confirmación.

El sesgo de confirmación ocurre cuando sólo prestamos atención a aquello que confirma nuestras creencias. Tomen por ejemplo a las personas antivacunas. Parte del movimiento antivacunas se basa en la idea de que aplicarles vacunas a los niños los pone en riesgo de padecer autismo. Aquí opera el principio de coincidencias. Casualmente la edad de aplicación de las vacunas coincide con la edad en que se suele diagnosticar el autismo y trastornos del neurodesarrollo. Pero además entra en acción el sesgo de confirmación.

Los padres antivacunas sólo harán caso a la evidencia que confirme sus creencias. Así exista un millón de casos en donde las vacunas no tuvieron efectos negativos en los niños, sólo le pondrán atención a un caso en donde la vacuna y el diagnóstico de autismo ocurrieron uno después de otro. Toda la demás información tiende a omitirse pues va en contra de sus hipótesis.

El mismo sesgo de confirmación lo tenían las palomas supersticiosas. Una paloma pudo haber agitado las alas 30 veces sin recibir comida, pero con una vez que coincidiera el aleteo con la comida era suficiente para omitir los treinta intentos anteriores. Eso también aplica cuando coincidentemente la gente se cura con homeopatía, y explica por qué los terraplanistas niegan las numerosas evidencias de que la tierra no es plana. Nuestro cerebro es muy necio.

El sesgo de confirmación también apareció en mi madre. Ya otras veces durante el año habían aparecido mariposas negras en la casa, pero para ella sólo fue relevante esa mariposa que apareció cerca del aniversario luctuoso de su mamá. Además no es la única casa donde han aparecido mariposas, en la casa de los vecinos también ha aparecido una mariposa negra. Nadie ha muerto en esa casa y como dudo mucho que Doña Esme haya querido visitar también a los vecinos, no me queda más que pensar que nada de esto está relacionado.

Después de contarle a mi madre todos estos argumentos,  el por qué yo  no creía en la superstición familiar de las mariposas negras, me dirigió una mirada tristemente amorosa y me dijo: “Podrá ser superstición, pero es bonito pensar que tu abuela tiene ganas de venir a vernos”.

Mariposas y molinos, Salvador Dali

 

Referencias

El ser humano es un extraordinario detector de serpientes

https://www.scientificamerican.com/espanol/noticias/el-ser-humano-es-un-extraordinario-detector-de-serpientes/

Qué es la superstición. La psicología de la conducta supersticiosa

https://blog.cognifit.com/es/que-es-supersticion-psicologia-conducta-supersticiosa

Mariposa maldita

http://www.ngenespanol.com/fotografia/lo-mas/11/09/21/mariposa-maldita-vida-salvaje

Naturalista

https://www.naturalista.mx/taxa/61503-Ascalapha-odorata

 

Autor

Juan José F. Valdiviezo es egresado de la Facultad de Psicología de la UNAM con amplia experiencia en divulgación de las neurociencias. Actualmente trabaja en investigación con pacientes consumidores de drogas y niños con problemas cognitivos. Es amante de la ciencia ficción.

Ilustración 

Linda Soley Silva

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SIN POPOTES, SIN EXCUSAS Y SIN DEJARSE VENCER

–Hacía tres meses que no venía a este lugar– me dijo Maité mientras esperábamos mesa.

Era un lugar en el centro de la ciudad de México que se había hecho popular por la música que ponían de jueves a sábado (salsa, chachachá, timba y bolero); acostumbrábamos ir al menos una vez al mes y bailábamos como nos daban a entender las piernas. Casi siempre evitábamos las bebidas alcohólicas y nos limitábamos a tomar agua para durar más tiempo en la pista, procurábamos bailar siempre apartados de las demás parejas y, siendo justos, no creo que lo hiciéramos tan mal.

Diría que ella y yo éramos más amigos que pareja, nos llevábamos bien y podíamos mantener pláticas bastante amenas cuando estábamos juntos, eran conversaciones tranquilas y sin ninguna aspiración intelectual o sin ningún tipo de prejuicios. Podíamos hablar de la serie que nos gustaba, comentar las cosas que nos preocupaban, el qué haríamos de nuestra vida, los problemas que teníamos en la cabeza o simplemente especular sobre si llovería o no.

Por aquellos días me mantenía de pequeños trabajos que me salían de vez en cuando, principalmente me sostenía de dar clases particulares. De manera general, la vida no me estaban saliendo tan bien como esperaba pero ahí iba, como reza el dicho: una de azúcar por dos de sal.

Ella tenía un trabajo de oficina de medio día que no le agradaba mucho pero que le ayudaba a mantenerse; había estudiado música (tocaba la trompeta, especialmente ritmos cubanos) y aún no lograba concretar el proyecto de fusión cubana que estaba llevando con algunos compañeros de escuela.

Ahí la íbamos llevando, un día después del otro, sin dejar que la realidad acabara con nosotros y poniendo el cuerpo en todo lo que hacíamos, sin excusas y sin dejarse vencer.

En una ocasión, mientras daba clase de trigonometría a un grupo de secundaria, una niña levantó la mano, y sin esperar a recibir la palabra dijo:

–Profesor, ¿sabía usted que los humanos estamos acabando con el planeta?

Me quedé un poco sorprendido por su pregunta tan fuera de lugar, aunque, pensándolo bien, no debí extrañarme, desde hacía rato la niña estaba atenta a una revista mientras yo enseñaba el teorema de Pitágoras. Y siguió:

–No es que no me importe el teorema, bueno, un poco sí, porque estoy segura que nunca en la vida lo voy a necesitar, pero es que además yo ya me lo sé.– Y lo empezó a recitar de memoria–. La suma del cuadrado de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa, y ya, es así de fácil y poco importante. Lo que sí es importante es que nuestro planeta se está muriendo, mire.– Desde su lugar levantó la revista que estaba leyendo, en la imagen que mostró se veía un caballito de mar que se sujetaba con su cola un cotonete [1].

No supe que contestar. Apresuré un poco la clase de trigonometría y media hora antes de terminar la sesión le pedí la revista y leí a todo el grupo la noticia con la imagen del hipocampo.

Ese día aprendimos que los humanos tiramos cantidades enormes de basura y una gran parte de ella es plástico que termina en el mar. Conforme pasa el tiempo, el plástico se desintegra, pero desintegrarse no es lo mismo que desaparecer, es algo más parecido a fragmentarse, entonces una bolsa de supermercado que se desintegra es una bolsa de que se convierte en cientos de pequeños trozos de plástico microscópico. Estos trozos diminutos y cualquier otro fragmento de plástico de un tamaño menor a medio centímetro forman el ejército de los microplásticos, un conjunto enorme de plásticos microscópicos que se mueven con las ondas marinas.

Pero la cosa no terminaba en la enorme mancha de microplásticos flotando en el océano, esa masa de microplásticos estaba sirviendo como alimento para los animales marinos. Un alimento que claramente no cumple ninguna función nutricional, llena los estómagos de peces, mamíferos y aves, y evita que sus alimentos reales los nutran, comprometiendo su supervivencia.

Es día al salir de la escuela me había quedado de ver con Maité, teníamos planeado comer juntos en un restaurante cerca de mi casa y después la acompañaría a comprar una nueva boquilla para su instrumento. Durante la comida y mientras caminábamos a la tienda de música, comentamos lo que había leído en clase. Pensamos en todas esas cosas que hacíamos a diario y notamos que todas en mayor o menor medida afectaban nuestro planeta y a los seres vivos que lo habitan. Nos dimos cuenta que sabíamos muy poco sobre el tema y al llegar a casa hicimos una ligera búsqueda en internet.

Leímos que cada año, entre cinco millones y trece millones de toneladas de plástico fluyen hacia el mar, y se ha encontrado el micro plástico presente en al menos ciento catorce especies acuáticas [2]. Vimos también muchas imágenes de animales marinos y aves muertos en las costas o flotando en el mar, la mayoría de ellos con el estómago lleno de basura o envueltos en bolsas o botellas. Encontramos  imágenes de playas llenas de plástico mezclado con la arena; también encontramos la imagen del hipocampo que se sujetaba al cotonete, la misma de la revista que leímos en clase. Junto a la imagen se leía:

Para sortear las corrientes marinas, los caballitos de mar se aferran a hierbas marinas y otros desechos naturales a la deriva. En las aguas contaminadas frente a la costa de las isla indonesia de Sumbawa, este caballito de mar se ha aferrado a un aplicador de algodón” [1]

Sentimos impotencia y culpa, no sabíamos cómo asumir nuestra responsabilidad. Claramente el acto individual de no consumir popotes, o de llevar nuestras propias bolsas al mercado no estaba teniendo el impacto que nosotros creíamos; era obvio que a pesar de que nosotros dejásemos de usar popotes, la industria del popote continuaba haciendo popotes y que los supermercados se seguían llenando de bolsas de plástico. Día con día podíamos comprobar que en los restaurantes y fondas se seguían usando recipientes de unicel y vasos desechables.

El final de ese día nos encontró bastante inquietos, no teníamos sueño. Fue ahí que decidimos salir, ver gente, dejarnos la frustración moviendo el cuerpo. Y así, mientras esperábamos a entrar al local ella me dijo:

–Hacía tres meses que no venía a este lugar, me recuerda mucho a mi hermano mayor y no sé por qué. Quizás sea por su alegría y sus ganas de vivir cada momento.

Yo había tratado al hermano de Maité solo una vez, habíamos ido a verlo jugar un sábado hacía ya más de tres meses, jugaba béisbol en una liga independiente los fines de semana y entre semana pasaba sus días entre libros de cálculo y alumnos de universidad.

Cuando Maité me hablaba de él se notaba que sentía un profundo respeto y un gran cariño:

–Se le va la vida en enseñar, deberías verlo cuando da clases, siempre sonriendo y siempre intentando dar su clase de la mejor manera posible; sus alumnos son todo para él.

Cuando acabó el partido que ganaron gracias a un home run que él logro conectar en la novena entrada, poniendo el marcador final seis a siete, a su favor fuimos a su casa a comer y platicar. Aquel día me di cuenta de su gran convicción, creía firmemente en las causas sociales y siempre estaba dispuesto a ayudar. Parecía que nunca se cansaba, y esa alegría tan única la lograba transmitir a todos.

A pesar de que no recuerdo mucho de todas las cosas que hablamos ese día, aún conservo en la memoria algo que nos dijo al final, casi como anticipando lo que le iría a ocurrir, con la esperanza de que transmitiríamos su mensaje:

«Debemos volver a pisar las calles, debemos soñar un mundo mejor; alzando los puños al aire politizaremos el dolor. Construiremos nuevas realidades siendo partícipes y no solo espectadores» [3]

Unos días después de esa visita no volvimos a saber nada de él, simplemente desapareció o lo desaparecieron.

Desde ese día Maité no volvió a ser la misma, dejo de hacer muchas cosas que le gustaban, hablaba poco y se notaba que cargaba un gran peso en su interior. No encontraba la manera de ayudarla y solo me limitaba a estar ahí, con ella. En una ocasión, a casi un mes después de la desaparición, me dijo:

–Creo que así pasa con las pérdidas, son lo que son y no hay manera de volver el tiempo atrás; él ya no está, pero sigue presente mientras no lo olvidemos. A eso se reduce: a no olvidarlo e ir viviendo un día después de otro.

Así, bailando toda la noche, dejamos las tristezas y preocupaciones en el salón y de alguna manera supimos que nada volvería a ser igual; no podíamos seguir siendo indiferentes a lo que nos rodeaba.

Comprendimos que la solución no se encontraba en el acto individual de no usar popotes, que tampoco está mal hacerlo, pero no era suficiente; el cambio debería venir a partir de una trasformación total de la realidad. Eso implicaría cambiarlo todo y, así como en el baile, en la vida misma había que poner el cuerpo, sin excusas y sin dejarse vencer.

Ilustración: Bill Mayer

 

Referencias bibliográficas:

[1] Fotografía tomada por Justin Hofman. (2018, Junio). Plástico. National Geographic. Vol. 46 Num. 6. Pag. 35

[2]   Parker, L. (2018, Junio). Plástico. National Geographic. Vol. 46 Num. 6. 28-65

[3]   Línea perteneciente a la canción “Cambiarlo todo” de la banda española Riot Propaganda.

 

Autor 

Luis A. Hernàndez Canales. Egresado de la Facultad de Química de la UNAM. Creador de contenidos en la Bombilla. Estudiante de Química en la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Diseño

Lina Lucía Romero Salas desde pequeña tuvo inquietud por estudiar artes y al terminar esa licenciatura decidió realizar una segunda licenciatura en biología ya que siempre le llamo la atención la naturaleza. He realizado ilustraciones para distintos laboratorios y actualmente da un taller de artes plásticas a niños de primaria

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El canto de Black Bolt

En la era cenozoica una raza alienígena llega a la tierra para experimentar con los primeros humanos. Después de modificarlos genéticamente y lograr una evolución acelerada en los objetos de estudio, los seres espaciales abandonan el proyecto dejando a la tribu de los ahora Inhumanos, abandonados pero siendo conscientes de su superioridad evolutiva ante las otras especies del mundo primitivo. Después de construir una ciudad avanzada tecnológicamente, los Inhumanos hacen sus propios experimentos entre los que destaca la manipulación de una sustancia que produce mutaciones y confiere habilidades especiales.

Esta es la historia de los Inhumanos, una raza de súperhumanos que hizo su primera aparición en Marvel Comics, durante la denominada “Era de plata” de la industria del cómic, situada entre 1956 y 1971. En este periodo muchas de las historias estaban basadas en la segunda guerra mundial y las habilidades que adquirían los personajes tenían orígenes científicos o bien, de ciencia ficción, como en el caso de Black Bolt, el gobernantre de los Inhumanos.

Black Bolt hizo su primera aparición en la publicación Fantastic Four #45 de Marvel Comics en diciembre de 1965. Cuando aún era un feto fue expuesto al compuesto conocido como “Nieblas terrígenas”, el cual le otorgó como poder distintivo su voz. Black Bolt nació con la capacidad sobrenatural de aprovechar electrones libres y el centro del habla de su cerebro modificado, esto le dio el poder de provocar una perturbación masiva altamente destructiva mediante la emisión de cualquier sonido, la cual, en forma de onda de choque, es capaz de destruir planetas.

Este “poder” claramente inhumano, ¿podrá tener una contraparte humana a la cuál seamos capaces de acceder y utilizar a voluntad?

El poder de la voz

El canto siempre ha acompañado al ser humano, desde las primitivas invocaciones vocales de los rituales prehistóricos hasta las canciones de moda en la radio.  Cantar es una actividad que surgió y evolucionó a la par de cada grupo humano, sumando características específicas de cada cultura a su estructura, enseñanza e interpretación.

Pero ¿cómo puede compararse cantar la balada pop rock de éxito, con el poder de Black Bolt quien una vez, con su voz, desgarró el tejido de la realidad? Todo es cuestión de proporciones; quizá no podemos destruir una nave espacial con solo ponernos frente a ella y gritar, pero amplificar la resonancia de la voz hablada y cantada es totalmente posible.

El tener una voz más resonante, pero que no destruye nada, suena a un superpoder tan absurdo que sería digno de los Great Lake Avengers lidereados por Chica Ardilla. No obstante, explorar las capacidades de la voz es una experiencia altamente gratificante, que además trae diversos beneficios. El más conocido es cantar profesionalmente.

Pero una voz entrenada también presentará un timbre claro y sonoro al hablar en público, lo que refleja seguridad y veracidad. Podrá enfrentarse a periodos largos de esfuerzo vocal sin presentar cansancio, imaginen no quedar ronco después de la fiesta o el concierto. Reducirá el riesgo de lesiones provocadas por malos hábitos al hablar, hay personas que quedan disfónicos o incluso afónicos después de hablar un rato y dan muestra de lesiones por sobreesfuerzo vocal.

Así que el poder de la voz, podría no ayudar a destruir un planeta, pero sí cambiar la vida de las personas.

La fuente del poder

Pese a que puede parecer muy obvio, la mayoría de las personas no son conscientes de lo que ocurre en sus cuerpos al hablar o cantar. Entonces, lo primero que hay que saber para acceder al nuestro poder de la voz es que existe el “aparato de fonación”, que se encarga de producir la voz y proyectarla al exterior.

Resulta interesante que las estructuras participantes en la producción de la voz, no tienen como función primordial realizar dicha actividad, por ejemplo la respiración es la función principal de los pulmones, el olfato de la nariz o la masticación la de la boca. Pero gracias a la compleja unión de muchos mecanismos, el aparato de fonación logra funcionar como un compresor de aire, hacer vibrar ciertas estructuras con este aire y hacer resonar estas vibraciones para crear sonido.

El fuelle

Es la primera de tres secciones que se pueden diferenciar en nuestro órgano vocal. También llamado “compresor, se puede comparar esta sección con un acordeón: cuando se abren las paredes plegables atrapa el aire del exterior y al cerrarse, expulsa el aire hacia afuera con cierta presión produciendo el sonido.

El fuelle se divide en dos partes, el aparato respiratorio, que se encarga de suministrar el aire necesario para el proceso de fonación, y el mecanismo muscular que se encuentran en el abdomen, entre las costillas y en la espalda baja, que es responsable del famoso appoggio de la voz, una palabra italiana usada popularmente en el argot del canto para describir los mecanismos de tensión muscular que expelen el aire de los pulmones.

El vibrador 

Al escuchar el término “cuerdas vocales” puede venir a nuestra mente la imagen de un violín, una guitarra u otra clase de filamentos, pero las cuerdas vocales no son cuerdas, la realidad es que son dos estructuras compuestas por un músculo, un ligamento y una mucosa que los recubre.

Por medio de movimientos musculares las cuerdas vocales se alejan y se acercan entre sí, bloqueando o dejando pasar el aire proveniente de los pulmones. Cuando las cuerdas se alejan entre sí y el aire pasa entre ellas, se origina una vibración de la mucosa que recubre el ligamento vocal que resulta en un sonido.

Vennard describe la producción del sonido como la vibración resultante de la resistencia ofrecida por el cierre de las cuerdas, ante el aire que es forzado a salir por la acción de los músculos intercostales y abdominales.

Para ejemplificar esta sección podemos recordar aquel juego infantil de inflar un globo y dejar escapar el aire de manera gradual estirando la embocadura. El interior del globo sería los pulmones y los pliegues en el orificio de salida, las cuerdas vocales.

Sin duda uno de los retos más grandes para el control de la voz es nuestra incapacidad para observar lo que sucede dentro del aparato de fonación. Un pianista puede mejorar su técnica de ejecución mediante las correcciones que el maestro hace a su postura o movimientos, incluso, si tiene duda sobre el funcionamiento del instrumento basta con observar en el interior de la caja de resonancia. Pero con la voz, la observación directa no es posible.

Es por eso que la pedagogía vocal desde sus inicios se ha basado en la percepción y manipulación de aquello que no se puede ver mediante lo que se puede sentir o imaginar.

El resonador

La tercera sección del aparato fonador comprende el tracto vocal y su armadura esquelética, resumiendo: nariz, boca, velo del paladar, faringe y huesos del cráneo, que son cavidades donde el aire pueda entrar a resonar.

Black Bolt tiene en la frente una especie de “antena” la cuál en realidad es un diapasón; en música el diapasón es una barra metálica en forma de “U” que al vibrar produce un tono determinado. La función del artefacto que está en la frente del gobernante de los Inhumanos es amplificar la resonancia de su voz y por ende, su poder destructivo.

En nuestro caso a través de una educación profesional de la voz, somos capaces de “dirigir” la vibración de nuestra voz hacia el resonador deseado y amplificar nuestro sonido.

Después de conocer a grandes rasgos los tres pilares de la voz, podemos decir que para activar la máxima resonancia de la voz humana es necesario fomentar un equilibrio entre todos los órganos involucrados en la fonación, esto con ayuda de un profesor de canto o experto en logopedia.

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad

Blackagar Boltagon, mejor conocido como Black Bolt, apenas nació fue encerrado por sus padres en una habitación que inhibía sus poderes, en ese sitio fue criado bajo un entrenamiento altamente riguroso para evitar emitir sonido alguno. Al llegar a la madurez fue liberado y reincorporado a la sociedad inhumana.

Por fortuna nosotros no necesitamos ser encerrados para desarrollar el potencial de nuestra voz; no obstante, conseguir el balance entre todos los mecanismos que participan en la fonación es una tarea larga y compleja que requiere de la ayuda de un profesional en materia de pedagogía vocal, logopedia o foniatría, además de  horas de práctica y paciencia.

 

Autor

Jair Arellano es cantante e investigador por la Facultad de Música de la UNAM. Se especializa en música mexicana de concierto, ha participado como solista en óperas y como actor en obras de divulgación científica. Le fascinan las ciencias biológicas, el anime y la comida italiana.

Diseño

Lina Lucía Romero Salas desde pequeña tuvo inquietud por estudiar artes y al terminar esa licenciatura decidió realizar una segunda licenciatura en biología ya que siempre le llamo la atención la naturaleza. He realizado ilustraciones para distintos laboratorios y actualmente da un taller de artes plásticas a niños de primaria.

Bibliografía

Calais-Germain, B. (2013). Fischbach, U. (Trad.). Anatomía para la voz. España: La liebre de marzo.

McKinney, J. (2005). The diagnosis and correction of vocal faults. A manual for teachers of singing and for choir directors. USA: Waveland Press.

Ohanian, P. (2001).  Prehistoria de los armenios. Recuperado de https://books.google.com.mx/books/about/Prehistoria_de_Los_Armenios.html?id=LRrwXSBGUg0C&redir_esc=y

Sundberg, J. (1987). The Science of the Singing Voice. USA: Northern Illinois University Press.

Vennard, W. (1967). Singing, the Mechanism and Technic. Canada: Carl Fisher.

 

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De cómo el Tyrannosaurus rex perdió su tercer dedo

Una historia sobre cómo obtenemos nuestro conocimiento sobre la vida del pasado

En la película Fantasía, de Disney, hay un segmento en el que se cuenta la historia de la vida a través de las eras geológicas al son de La consagración de la Primavera, de Igor Stravinsky. La consagración de la Primavera es un ballet que se estrenó el 29 de mayo de 1913, y una de las opiniones más acertadas sobre la obra pudo haber sido la de Léon Vallas, un musicólogo francés que asistió a la première en París, quien dijo que la composición estaba adelantada 30 años a su época. Por coincidencia La consagración de la Primavera sería llevada al cine por Walt Disney en 1940.

El segmento de Fantasía musicalizado con La consagración de la Primavera fue asesorado por varios expertos, de ahí que tenga una gran precisión científica acorde a lo que se sabía en aquella época. La asesoría provino de Roy Chapman Andrews, director del Museo Americano de Historia Natural, del biólogo inglés Julian Huxley, del paleontólogo Barnum Brown y del astrónomo Edwin Hubble. Inicialmente se había planeado que la secuencia recorriera todas las eras geológicas, terminando con la manipulación del fuego por parte de los humanos, pero el estudio decidió terminar la secuencia con la extinción de los dinosaurios para evitar problemas con los creacionistas. El segmento es, al final, un resumen de la paleontología de la primera mitad del siglo XX, dejando la secuencia temporal de las especies fósiles con bastante licencia creativa.

La película encierra muchas de las ideas que se postularon durante la primera mitad del siglo XX y que serían desterradas de la literatura científica en los años siguientes; sin embargo, su destierro de la academia no significó un destierro del imaginario popular sino hasta la llegada de Jurassic Park, a finales del siglo pasado, cuando Michael Crichton, en la novela, y Steven Spielberg, en la adaptación al cine, recurrieron a la opinión de paleontólogos para modernizar la representación de los dinosaurios.
Un curso de historia de la paleobiología de dinosaurios podría darse mostrando el antes y el después con estas dos películas. De Fantasía resaltan dos ideas ahora obsoletas: que los saurópodos, o dinosaurios de cuello largo, pasaban parte de su vida en un medio acuático para soportar sus pesos, y los tres dedos del Tyrannosaurus rex que ataca a un Stegosaurus.

La presencia de tres dedos en el Tyrannosaurus, en vez de dos, llama mucho la atención porque el asesor paleontológico, Barnum Brown, fue quien descubrió los primeros restos de Tyrannosaurus rex ¿Por qué un asesor científico contratado para dar precisión a una película accedería a dejar tres dedos al dinosaurio que descubrió y que creía tenía dos?

La respuesta sencilla es que Walt Disney prefirió la reconstrucción con tres dedos en lugar de la versión con dos. El T. rex, ya se había establecido en Hollywood como un ícono de la prehistoria, tenía que aparecer en Fantasía, de eso no cabía duda, pero en aquel entonces había dos reconstrucciones de este dinosaurio: una con tres y otra con dos dedos, había que decidir. La reconstrucción con dos dedos era la que los paleontólogos aceptaban como la nueva norma, pero a Disney le pareció que la reconstrucción con tres dedos era más atemorizante.

Al comienzo, los paleontólogos sí creyeron que el Tyrannosaurus tenía una mano tridáctila. En 1900, Brown encontró el primer esqueleto parcial de T. rex en el este de Wyoming, y dos años después encontraría un esqueleto más completo en la Formación Hell Creek de Montana. En 1905, el paleontólogo estadounidense Henry Fairfield Osborn nombró la familia Tyrannosauridae, donde describió tres especies: Albertosaurus sarcophagus (“Reptil de Alberta come carne”), Tyrannosaurus rex (“Reptil tirano rey”) y Dynamosaurus imperiosus (“Reptil fuerte imperial”). Pero ninguno de estos especímenes descritos tenía evidencias de los brazos. Así que, durante esta década de hallazgos, los paleontólogos tuvieron que recurrir a una herramienta para interpretar la posible forma de los brazos: la anatomía comparada.

 

La anatomía comparada es una herramienta lógica que nos permite crear nuevos marcos teóricos e hipótesis de trabajo; una vez que tenemos estas hipótesis como punto de inicio podemos empezar a buscar evidencias de otras fuentes y poder así llegar a una conclusión utilizando el método inductivo-deductivo.

Se estima que la anatomía comparada comenzó a ser utilizada desde el siglo V a. C., con Alcmeón de Crotona. Esta ciencia consiste en establecer qué elementos del cuerpo de un organismo son similares en otro organismo. Los primeros estudios de este tipo compararon a los vertebrados entre ellos y llegaron a un hallazgo que extendió la aplicabilidad de esta ciencia.

Descubrieron que todos los vertebrados la organización de su esqueleto tenían un patrón similar: un cráneo, una columna vertebral con costillas, extremidades superiores con hombros y extremidades inferiores con caderas. Las extremidades de los vertebrados también se organizaban de manera semejante, por ejemplo: había un hueso, el húmero, articulado a otros dos huesos, radio y ulna -o cúbito, en seres humanos-, que a su vez se articulaban con un conjunto de huesos más pequeños, los carpos y metacarpos, a los que se articulaban los dígitos, las falanges.

Así es como las ideas de la evolución comenzaron a ganar fuerza, pues de qué otra forma se podían explicar estos patrones sino era suponiendo que todos los vertebrados tenían un ancestro común. La paleontología se convertiría en la principal fuente de información de esta nueva hipótesis: en el registro fósil se podían encontrar características intermedias entre otros organismos.

En el Museo Americano de Historia Natural se habían realizado comparaciones de los especímenes de tiranosáuridos con un dinosaurio carnívoro similar, el Allosaurus fragilis. La evidencia fósil de Allosaurus indicaba que los brazos de este dinosaurio eran relativamente cortos y poseían tres dedos; con la suposición de que el Tyrannosaurus, un animal del Cretácico, provenía del mismo grupo que el Allosaurus, un dinosaurio del Jurásico, las primeras reconstrucciones de tiranosáuridos los representaron con tres dedos. Sin embargo, la comparación se hizo con mucho escepticismo, ya que a estos dinosaurios los separaban más de 70 millones de años, un tiempo mayor que el que nos separa a los humanos de los dinosaurios.

En el año 1914, el paleontólogo canadiense Lawrence Lambe describió un dinosaurio similar a los tiranosáuridos de Brown y Osborn, al que llamó Gorgosaurus libratus y que, interesantemente, tenía un brazo preservado con solamente dos dedos, una característica nueva dentro del grupo de los dinosaurios. En 1916, Osborn escribió que era probable que los tiranosáuridos descritos hasta ese momento tuvieran todos brazos con dos dedos.

Una suposición a la que llegó utilizando la anatomía comparada: si Albertosaurus, Tyrannosaurus y Gorgosaurus tienen características anatómicas semejantes, es plausible asumir que también los brazos eran semejantes. Esta condición y otras características anatómicas llevarían a sugerir que los tiranosáuridos estaban emparentados con otros dinosaurios carnívoros de tamaño más pequeño, los celurosaurios, y no necesariamente con Allosaurus o Megalosaurus. Aunado a esto, todos estos dinosaurios habían vivido alrededor del mismo tiempo hace entre 71 y 66 millones de años. Así, la idea de los tres dedos perdió fuerza.

Con el tiempo, nuevos tiranosáuridos fueron descubiertos en Canadá y Mongolia con esqueletos más completos, incluidos los brazos con dos dedos. Esto daba cada vez más respaldo a la idea de que Tyrannosaurus rex debería tener dos dedos en vez de tres, y las nuevas reconstrucciones de este dinosaurio terminaron perdiendo un dedo.
Para 1939, cuando la película Fantasía ya estaba siendo preparada, los paleontólogos estaban convencidos de que Tyrannosaurus rex debía haber tenido dos dedos. Sin embargo, esta idea no dejaba de ser una hipótesis: Tyrannosaurus era el único tiranosáurido del que no se conocían los brazos. Para tirar la hipótesis, alguien en algún lado tenía que encontrar un esqueleto Tyrannosaurus con tres dedos en la mano.

Para el tiempo de Fantasia, la idea de un T. rex con tres dedos era poco probable, pero no menos posible que la de uno con dos, así que cuando Disney decidió ponerle tres dedos, no había un espécimen para demostrarle que estaba en un error.

¿Por qué recurrimos los paleontólogos a la anatomía comparada, entonces? Pues porque la historia del Tyrannosaurus rex se suma a la larga lista de veces que este método nos ha demostrado su capacidad predictiva. En el año 1989 se encontró el primer esqueleto completo de Tyrannosaurus rex, el espécimen MOR 555. Y tal como lo predijeron Brown, Osborn, Lambe, y otros científicos, su brazo tenía dos dígitos.

Charles Knight, un artista estadounidense, fue uno de los pioneros en lo que hoy conocemos como paleo-arte, que es la reconstrucción de los ecosistemas del pasado utilizando como fuente de inspiración el consenso científico del momento. Los trabajos de Knight se hicieron bastante populares, y es posible encontrar muchos de sus murales decorando varios museos de historia natural de Estados Unidos, como el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York, donde trabajó inicialmente, el Museo Field, en Chicago, o el Museo Peabody de Yale, en New Haven. Muchas de las escenas con T. rex lo representan con tres dedos y con un comportamiento agresivo, atacando a un Triceratops, por ejemplo.

El camino a la fama de T. rex puede rastrearse hacia finales de 1905, cuando el New York Times reportó su descubrimiento utilizando expresiones como “el más formidable animal de batalla del que se tenga algún registro”, “el rey de todos los reyes de la vida animal”, “el adalid absoluto de la Tierra” y “el comedor de hombres real de la jungla”. Este pequeño ímpetu pudo haber comenzado una tendencia que llegaría al cine con las películas de ciencia ficción y las obras de Knight sirvieron de inspiración para muchos cineastas, y en varias escenas aparece el Tyrannosaurus rex con tres dedos.

La adaptación al cine de la obra de Arthur Conan Doyle, El Mundo Perdido, realizada en 1925, utilizó el trabajo de Knight como base para la reconstrucción de los animales prehistóricos: nuevamente aparece el Tyrannosaurus rex con tres dedos. La película de King Kong de 1933 utilizó una de las representaciones de Knight para crear su modelo de T. rex para la escena en que peleaba contra King Kong. Como mencioné antes: para el tiempo de hacer Fantasía, no había de otra más que incluir al T. rex, y su aparición a lado de la obra maestra de Stravinski consolidó a este dinosaurio como el ícono que es hoy.

Omar Rafael Regalado Fernández
Estudiante de doctorado en Ciencias de la Tierra, Departamento de Ciencias de la Tierra
University College London (UCL)

 

Crédito: http://es.prehistorico.wikia.com/wiki/Archivo:Tyrannosaurus_esqueleto.jpg
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Conociendo al monstruo: El hombre anfibio de The shape of water

Guillermo del Toro, en su más reciente cinta, nos presenta una historia de amor tan especial como cada uno de sus protagonistas: Elisa, una mujer incapaz de hablar y un monstruo que yace prisionero.

Dicha criatura (que nunca recibe nombre durante la película) aparece en los créditos finales como Anphibian man, pero, ¿por qué? Si su cuerpo cubierto de escamas y las aletas en sus extremidades nos hace creer que dicho ser tiene más parecido a un pez que a otra cosa.

Pero ¿qué sabemos del monstruo?

Del Toro ha mencionado que Anphibian man se inspira en la criatura de El monstruo de la laguna negra (1954), cinta de terror que habla de un ser humanoide con rasgos de anfibio y pez, descubierto en una exploración en el Amazonas (tal como a Anphibian man) por un grupo de científicos, que tienen gran interés en dicha criatura pues representa un hallazgo evolutivo en la transición de organismos acuáticos a terrestres.

Por lo anterior, que un ser como el Anphibian man tenga rasgos de pez, no es coincidencia, ya que, evolutivamente, los anfibios provienen de peces con aletas lobuladas, es decir, éstas son extremidades carnosas. Los anfibios primitivos conservaban agallas y escamas, y en lugar de aletas ahora había patas con dedos, lo que nos recuerda el aspecto de la criatura de Del Toro.

Otro aspecto interesante del monstruo es la forma en la que respira. Durante la llegada de la criatura al laboratorio secreto, se menciona que a pesar de estar prioritariamente en un tanque con agua, también tiene la capacidad de respirar en la superficie, lo que nos remite precisamente a los anfibios.

Los anfibios son animales vertebrados que pueden respirar gracias a pulmones, pero también por medio de su piel, que está cubierta de diminutos poros por donde entra el oxígeno.

Estos animales necesitan vivir en lugares templados y tropicales (¿recuerdan el lugar de donde proviene el Anphibian man?) ya que esto ayuda a que su piel permanezca húmeda, lo que es importante para la respiración.

También hay anfibios que, a pesar de tener pulmones, prefieren habitar en un ambiente acuático, razón por la que utilizan branquias para respirar, como el ajolote, y ente caso, también como el Anphibian man.

Las branquias son estructuras respiratorias que ayudan a cubrir la demanda de oxígeno de diversos organismos acuáticos mediante intercambio gaseoso: el oxígeno disuelto en el agua es captado por las branquias y lo pasa a la sangre, que distribuye todo el oxígeno a los tejidos del organismo, finalmente, como resultado de la respiración celular, se produce CO2 que es liberado al medio.

Ahora, si hablamos de reproducción, los anfibios necesitan de un cuerpo de agua, ya que es ahí donde depositarán sus huevecillos, y si recordamos, nuestro querido monstruo anfibio habitaba en un río.

Los huevecillos de anfibios no poseen una protección (o membrana) que los proteja, principalmente de la desecación, es por esa razón que requieren estar en cuerpos de agua generalmente dulce.

Y ¿cómo ocurre la fecundación?

Por lo general, la fecundación es externa, es decir, el macho y la hembra descargan los gametos (células sexuales) en el agua y allí se forman los embriones.

En los anfibios que tienen fecundación interna, el macho se coloca frente a la hembra y libera sacos con espermatozoides, la hembra se acerca y los introduce en su cuerpo. Y de acuerdo a lo descrito por Elisa en The shape of water, el Anphibian man podría entrar en este grupo.

Finalmente, conocemos ese poder que tiene para regenerarse y de cierta forma, para devolverle al cuerpo eso que ya ha perdido (el cabello de Giles o las branquias de Elisa), lo que recuerda inmediatamente al ajolote, único anfibio capaz de regenerar extremidades de su cuerpo. ¿Quién sabe? Quizás el poder del Anphibian man es un guiño a este increíble animal.

Quizás es una exageración, pero así de asombrosos son los anfibios, así de asombrosos son los seres vivos que nos rodean, y sólo si estamos dispuestos a conocerlos podremos ver la gran belleza que poseen.

Autor:

Marco A. Rivas Campos. Es egresado de la FES Iztacala de la carrera de Biología.  Cinéfilo, seriéfilo, lector y adicto a los Gummy Bears.  Actualmente se desarrolla en áreas de educación ambiental al mismo tiempo que estudia sobre la didáctica de la biología. Su mayor miedo es que acabemos comiendo Soylent Green.

Diseño:

Lina Lucía Romero Salas. Nací en la ciudad de México, desde pequeña tuve inquietud por estudiar artes y fue al terminar esa licenciatura cuando decidí realizar una segunda licenciatura en biología porque siempre me ha llamado la atención la naturaleza. He realizado ilustraciones para distintos laboratorios y actualmente doy un taller de artes plásticas a niños de primaria.

Referencias:

Magaña-Arce, A. (enero de 2018). El agua con forma de amor. Cine Premiere(280).  24-29.

Solomon, E.P., et al. (2008). Biología (8ª). México. McGraw Hill.

Gil, C. Reproducción de anfibios. Recuperado de

https://anfibios.paradais-sphynx.com/informacion/reproduccion-de-los-anfibios.htm el 09 de febrero 2018.

 

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Gala matemática o las dos obsesiones de Dalí

“Llamo a mi esposa: Gala, Galuchka, Gradiva (porque ha sido mi Gradiva); Oliva, por el óvalo de su rostro y el color de su piel; Oliveta, diminutivo catalán de oliva o aceituna; y sus delirantes derivados: Oliueta, Oriueta, Buribeta, Buriueteta, Suliueta, Solibubuleta, Oliburibuleta, Ciueta, Liueta. También la llamo Lionette, porque ruge cuando se enoja, como el león de la Metro-Goldwyn-Mayer; Ardilla, Tapir, Pequeño Negus porque se parece a un animado animalito selvático; Abeja, porque descubre y me trae todas las esencias que se convierten en la miel de mi pensamiento en la atareada colmena de mi cerebro. Me trajo el raro libro de magia que debía nutrir mi magia, el documento histórico que probaba irrefutablemente mi tesis cuando estaba en proceso de elaboración, la imagen paranoica que mi subconsciente deseaba, la fotografía de una pintura desconocida destinada a revelar un nuevo enigma estético, el consejo que iba a salvar del romanticismo una de mis imágenes demasiado subjetivas. También llamo a Gala Noisette Poilue-Avellana Vellosa (a causa del finísimo vello que cubre la avellana de sus mejillas); y también «campana de piel» (porque lee para mí en voz alta durante las largas sesiones de mi pintura, produciendo un murmullo como de campana de piel, gracias al cual aprendo todas las cosas que, sin ella, no llegaría a saber nunca).”

Esta confesión me la hizo Salvador Dalí hace muchos años. Lo recuerdo sobre todo por sus dos obsesiones: su esposa, Gala, y la ciencia, elementos constantes en su vida que, en el momento en el que los conoció, no los dejó ir y marcaron su arte. Quiero contarles sobre una pintura que mezcla a la perfección esto: Leda Atómica, una pintura que hizo mientras vivía en Nueva York, en 1949.

Imagen 1. Leda atómica (1947)

Desde su juventud, Dalí tuvo una obsesión con las matemáticas, la física, la mecánica cuántica y toda una serie de descubrimientos científicos, y se dedicó a estudiarlos y comprenderlos. Alguna vez también me dijo: “Aunque no sea científico debo confesar que los acontecimientos científicos son los únicos que guían mi imaginación”. Y sí, la ciencia nunca lo dejó, ni él a la ciencia.

Para empezar con un primer ejemplo, se preguntarán ¿por qué “atómica”? La respuesta es relativamente simple: durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se desarrolló en Estados Unidos la bomba atómica. El descubrimiento de la partición atómica fue, aunque con consecuencias terribles, sumamente importante en el campo de la física nuclear. Esto, en su pintura de Leda, Dalí lo tradujo como una serie de elementos fragmentados y en suspensión. ¿Ya vieron que entre ninguno de los elementos que componen la imagen hay contacto? Todo está flotando y entre esos objetos hay algunos referentes matemáticos como la escuadra y la regla.

Imagen 2. Detalle de los objetos en levitación de la zona inferior

La influencia de la ciencia en este cuadro se puede ver desde varios ángulos, pero ahora nos enfocaremos sólo en las matemáticas, y para entender esto debemos irnos muchos años más atrás. En el siglo XV, en Italia, vivió un fraile que dedicó su vida a las matemáticas. Su nombre era Luca Pacioli y estudió algo que seguramente ya han escuchado: la proporción áurea.

Proporción áurea, divina proporción, número divino, razón áurea, phi o φ, son algunos de los nombres que le han dado los hombres a un número muy particular: 1.618033987… Yendo aún más atrás, esta historia empezó alrededor del 400 a. de C. en Grecia, o al menos hasta ahí se ha podido rastrear. Podemos mencionar a Platón (427-347 a.-C) y Euclides (325-265 a.-C) como dos de los personajes más famosos que conocían esta proporción y la estudiaron, aunque el término de proporción áurea o número dorado, surgió formalmente hasta el Renacimiento.

Se define como el número que resulta de la división en dos de una línea, de forma que si dividimos el segmento más grande entre el más pequeño obtendremos el mismo número que si dividimos la línea completa entre el segmento más largo. Esta proporción se suele redondear a 1.618.

 

   

 

 

                  =1.6180339…

 

Imagen 3. Ecuación general de la proporción

Sus aplicaciones iniciaron en el campo de la geometría: la figura más simple en la que se aplica es el triángulo isósceles, ese que tiene dos lados iguales, de ángulos 36º – 72º – 72º. Como vemos en la imagen 4, se puede segmentar y seguir obteniendo la misma relación de ángulos. Si seguimos segmentando cada triángulo en uno más pequeño y unimos algunos puntos por medio de líneas curvas resultará en la construcción de la famosa espiral logarítmica.

Imagen 4. Formación de la espiral áurea a partir de la división del triángulo

La figura mejor conocida es el rectángulo, cuya formación básica se realiza a partir de la lógica de la secuencia de Fibonacci, matemático italiano del siglo XIII quien definió esta sucesión infinita de números. Por definición, los dos primeros componentes de la secuencia de Fibonacci son el 0 y el 1, y cada número subsecuente es calculado a partir de la suma de los dos números que le preceden.

 

1 + 1 = 2

1 + 2 = 3

2 + 3 = 5

3 + 5 = 8

5 + 8 = 13

8 + 13 = 21

13 + 21 = 34

21 + 34 = 55

34 + 55 = 89

55 + 89 = 144

89 + 144 = 233

La relación entre dicha secuencia y phi es que si dividimos el número mayor de la suma entre el menor, conforme avanzamos en la secuencia, este número resultante se va acercando cada vez más a 1.618, de la siguiente manera:

3 ÷ 2 = 1.5

5 ÷ 3 = 1.66

8 ÷ 5 = 1.6

13 ÷ 8 = 1.625

21 ÷ 13 = 1.6154

34 ÷ 21 = 1.619

55 ÷ 34 = 1.6176

89 ÷ 55 = 1.61818

144 ÷ 89 = 1.617977

233 ÷ 144 = 1.618055

Así, siguiendo los número de la secuencia de Fibonacci, se puede construir un rectángulo cuya relación entre largo y ancho vaya de acuerdo a phi y permita también la construcción de la espiral logarítmica que vimos anteriormente.

Imagen 5. Construcción del triángulo a partir de los valores de Fibonacci

Imagen 6. Creación de la espiral logarítmica

Otra figura muy importante es el pentágono. Al trazar sus diagonales se obtiene el pentagrama pitagórico, el cual en su centro repite el pentagrama externo, invertido. Si observamos bien, este pentagrama está formado por cuatro triángulos isósceles con las mismas características que mencionamos anteriormente. Fue tan importante esta figura desde sus inicios que el símbolo de los pitagóricos era un pentagrama.

Imagen 7. Formación del pentágono; el pentagrama está inserto en líneas punteadas

A este pentágono nos enfocaremos ahora. Entre los documentos que me enseñó alguna vez Salvador Dalí, encontré un boceto de la pintura de Leda:

Imagen 8. Boceto de Leda Atómica

Vean cómo la figura de Gala está inmersa en un gran rigor matemático: ella está dentro del pentágono con el pentagrama trazado al interior, delimitando tanto el espacio que ocupa Gala dentro de la composición, como los elementos que la acompañan. Y aquí es donde se mezclan sus dos grandes amores: Gala era su musa, era perfecta para él y en este cuadro representó y exaltó su perfección y admiración por ella al encuadrarla en la perfección matemática de las figuras de la proporción áurea. ¿No les parece una de las demostraciones de admiración y afecto más bellas?

Y así como Dalí realizó la composición de esta obra (y otras más, como El Sacramento de la Última Cena o Semitaza Gigante Volante con Anexo Inexplicable de Cinco Metros de Longitud), muchos otros artistas han realizado sus obras con relación a la proporción áurea, pues se dice que gracias a ésta logran composiciones más armónicas.

Por siglos se ha creído que las obras de arte más bellas fueron aquellas cuyos creadores usaron la proporción áurea para hacerlas y se ha creído encontrarla en un gran número de pinturas, esculturas, piezas musicales, obras arquitectónicas e, incluso más recientemente, fotografías. Se ha dicho que personajes tan importantes como Da Vinci la usaron en obras maestras como la Mona Lisa o El Hombre de Vitruvio, o que Boticelli la usó para llevar a cabo su tan perfecta obra El Nacimiento de Venus. Sin embargo, hay mucha controversia en torno a aquellas obras.

Imagen 9 La Ultima Cena

Imagen 10 Semitaza Gigante Volante con Anexo Inexplicable de Cinco Metros de Longitud

Finalmente, después de conocer un poco más sobre el número áureo y su relación con la pintura, podemos constatar que la relación entre ciencia y arte es necesaria si hablamos de algunos pintores como Dalí, donde la proporción de las formas reside en las matemáticas.

Autor:

Susana Hoyos es egresada de la Escuela Nacional de Conservación Restauración y Museografía, es tallerista y redactora en La Bombilla IluminArte con Ciencia.

Diseño:

Lina Lucía Romero Salas. Nací en la ciudad de México, desde pequeña tuve inquietud por estudiar artes y fue al terminar esa licenciatura cuando decidí realizar una segunda licenciatura en biología porque siempre me ha llamado la atención la naturaleza. He realizado ilustraciones para distintos laboratorios y actualmente doy un taller de artes plásticas a niños de primaria.

 

Referencias:

Fundación Dalí (s/f), Biografía de Gala. Recuperado de https://www.salvador-dali.org/es/dali/bio-gala/

Dimensión Dalí (Documental) (2004). Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=23KfoH7dI_c

Bejan, A., (2009), The golden ratio predicted: Vision, cognition and locomotion as a single design in nature. International Journal of Design & Nature and Ecodynamics, vol. 4, nº2, Noviembre 2009, pp. 97-104. Recuperado de https://www.researchgate.net/publication/240977429

Blasco, Fernando (2011), Matemáticas en Dalí. Matematicalia – revista digital de divulgación matemática, 7(4) (diciembre). Recuperado de http://ribf.riken.go.jp/~dang/paintings/fblasco.pdf

Devlin, K, (2012), The Golden ratio & Fibonacci numbers: facts versus fiction. Stanford University. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=4oyyXC5IzEE

Enzmann, R., (2015), The (ab)surd golden ratio, Ted Talks, TEDxMiamiUniversity. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=0vVxL60YFJU

Lopez Ferrado, M., (2006), La obsesión de Salvador Dalí por la ciencia. História, Ciências, Saúde – Manguinhos, v. 13 (suplemento), pp. 125-131, octubre.

Risi, M. (s/f), Sucedió en el Siglo XX: la bomba atómica. BBC Mundo. Recuperado de http://www.bbc.co.uk/spanish/seriesigloxx04b.shtml

Livio, M. (2008). The Golden Ratio: The Story of PHI, the World’s Most Astonishing Number, Reino Unido: Crown/Archetype Editions.

Markowsky, G., (1992), Misconceptions about the Golden Ratio. The College of Mathematics Journal, 23(1), pp. 2-19. Recuperado de http://www.jstor.org/stable/2686193

García Cremades, S., (2016), ¿Por qué el número PHI, Φ, es la proporción divina y de oro?. Más Q Parábolas – Blog RTVE. Recuperado de http://blog.rtve.es/masqueparabolas/2016/10/por-qu%C3%A9-el-n%C3%BAmero-phi-%CF%86-es-la-proporci%C3%B3n-divina-y-de-oro.html

 

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¿Las cebras son negras con rayas blancas o blancas con rayas negras?

La primera gente de África, los San, cuentan una leyenda:

Hace mucho tiempo, el mundo era muy caliente y el agua escasa; la poca que había se encontraba en pozas y estanques dispersos por toda la Tierra.
Un día, una cebra joven, sedienta, encontró una de estas pozas. Pero, un babuino, que había puesto su hogar y hecho una fogata a la orilla de la poza, no quería compartir el agua con nadie más. El babuino se negaba ante los ruegos de la joven cebra.

Ésta, enojada, pidió una vez más agua al babuino y, al ser rechazada de nuevo, le reclamó: “El agua es para todos, no sólo para ti, cara de mono”.

El babuino, enojado, le respondió: “Si quieres agua, tendrás que quitarme de aquí”. La cebra era valiente y decidió pelear contra el babuino. Al empezar el duelo, el babuino se aventó mostrando los dientes, le jalaba el pelo y mordía a la cebra, quien sólo luchaba para quitarse al mono de encima.
Con un último esfuerzo, la cebra logró tirar al babuino y aprovechó para darle una patada.
¡Pum!
El babuino se estrelló contra unas rocas que estaban lejos.

La cebra, en su alegría, cansancio y sed, ya saboreaba el agua, pero estaba rendida y en un descuido pisó la fogata del babuino. Se chamuscó el pelo y bandas negras de ceniza tiñeron su pelaje hasta entonces blanco como el marfil.

Del susto huyó a las planicies, ahí donde viven todas las cebras ahora.

En cuanto al babuino, permaneció enojado e irritado, sin embargo no se atrevió a dejar las rocas.
Y esa es la historia de cómo las cebras obtuvieron sus rayas negras.”

Fotografía de Carlos Rubio

Es cierto que hoy en día, la ciencia descarta como hecho que todas las cebras desciendan de aquella joven cebra que luchó con un babuino, tampoco se tiene un consenso sobre la razón por la que las cebras tienen rayas, mientras que todos sus demás parientes, caballos y burros, son de tonos más bien pardos y uniformes. También se sabe que las cebras no fueron completamente blancas primero, sino que embrionariamente presentan primero pelo negro y las rayas blancas aparecen más adelante en su gestación; asombrosamente cada patrón de rayas es único y exclusivo para cada cebra, como nuestras huellas dactilares, no hay dos cebras iguales.

¿Qué función tienen las rayas de las cebras? para responder la pregunta, tal vez deban conjuntarse varias respuestas en lugar de una sola:

La primera y la más conocida es el camuflaje que crean dichas franjas: al juntarse las cebras en manadas provoca un mareo visual a los cazadores que intenten enfocarse en una sola cebra para perseguirla.

Pero también en años recientes, 2014 y 2015, se ha encontrado que el patrón de las cebras tiene propiedades ópticas insospechadas, como son reflejar la luz en bandas y crear micro corrientes de aire alrededor de su piel. Se han descubierto correlaciones entre la densidad y el contraste que crean estas franjas, cuyo efecto es el de crear un camuflaje óptico contra moscas que transmiten enfermedades; pues los insectos ven la luz polarizada, además de intensidades del espectro ultravioleta, y les resulta molesto centrarse en picar a las cebras, cuyo pelaje, además, es menos denso que otros animales de las sabanas africanas.

Otra de las virtudes de dicho patrón a rayas que hace tan peculiar y carismática la estampa de la cebra es la sucesión de absorción y reflejo de la luz sobre su cuerpo, ésta crea una corriente pequeña que puede disminuir un par de grados la temperatura a la que se encuentran las cebras, lo que, de nuevo, les resulta en beneficio al momento de sobrevivir el terrible calor de la sabana. En resumen, se puede decir que las rayas evolucionaron en las cebras para permitirles adaptarse mejor a su entorno.

Las cebras, al igual que la joven cebra de la leyenda, vagan buscando agua, pues el clima en las sabanas no permite el establecimiento de pozas y pastos permanentes, y las cebras son reacias sobrevientes.
No sólo en el sentido de que soporten estas condiciones tan duras, sino que, al igual que todos sus parientes perisodáctilos, pertenecen a grupos de mamíferos muy antiguos y diversos en otras épocas, como el Eoceno (hace más de 34 millones de años) su época de mayor diversidad.

Hoy en día apenas se ve reflejada esta diversidad en 17 especies que incluyen 5 especies de rinocerontes, 5 de tapires y 7 de équidos o hipomorfos (con forma de caballo) que a su vez se componen de 3 especies de cebras , 1 de caballo, y 3 de asnos, claro, la diversidad total es mayor pues existen diversas subespecies de equidos y de rinocerontes.

Fotografía de Carlos Rubio

La compentencia de las cebras por el pasto y el agua es contra los artiodáctilos, un grupo mucho más diverso que incluye a los ciervos, antílopes, jirafas, bovinos, camellos, jabalíes, hipopotámos y afines, cuya diversidad supera las 230 especies descritas a la fecha.

En lo que respecta a las cebras, actualmente la Integrated Taxonomic Information System (ITIS) y la International Union for Conservation of Nature (IUCN) reconocen tres especies:

La primera de ellas es la Equus zebra, o cebra de montaña, que incluye dos subespecies, se les considera cebras poco abundantes y pertenecientes a la región sudafricana, sus poblaciones fueron diezmadas debido a que compiten por el espacio con los agricultores locales y durante las guerrillas en el área fueron cazadas para consumir su carne. Son animales muy inteligentes pues son capaces de cavar en los lechos de los ríos secos hasta hallar remanentes de agua; viven en grupos pequeños de no más de 10 individuos, por lo general un macho, varias hembras y algunas crías. Prefieren los hábitats rocosos y solitarios. A diferencia de la joven cebra de la leyenda, estas cebras hubieran cavado su propio pozo.
Otro distintivo es un pliegue labial en la mandibula inferior y que sus rayas no son tan densas ni llegan tan abajo en el vientre, como en el caso de otras cebras.

La segunda especie es Equus grevyi, o cebra de Grévy, que es la cebra más amenazada, pues está en peligro de extinción, y también la cebra más grande de todas: pesan casi media tonelada, mientras que las demás cebras rondan los 350 Kg, destaca además por su patrón de franjas angostas, juntas y marcadas en comparación con las demás especies. Es una cebra norteña, pues habita hacia el noreste del continente africano.

El agua siempre es un problema para estos animales, mientras que las cebras de Burchell migran buscando pozas y las de montaña aprendieron a excavar para encontrar agua, las cebras de Grévy son más resistentes a la sequía, pues pueden soportar hasta 5 días sin beber agua, ocasionalmente también se ha visto que son capaces de cavar sus pozos, pero es una conducta más típica de las cebras de montaña.

Otro atributo que tienen es que son más tolerantes a la vida social pues sus números son altos, desde luego no sabemos qué tan numerosas pueden ser las manadas porque hoy en día quedan menos de 4000 cebras de Grévy en todo el mundo, incluyendo los zoológicos, y ya han desaparecido de, al menos, tres países donde, a principios del siglo XX, se reportaba que aún eran abundantes.

La tercera especie es Equus quagga, conocida como la cebra común, cebra de la sabana, cebra de Burchell (anteriormente su nombre cientifíco era Equus burchellii), es la cebra más abundante de todas, la más distruibuida y la más conocida. Seguramente la cebra de la leyenda correspondería a ésta especie, pues son conocidas por su perseverancia y sus hábitos migratorios.

Ya se han dicho varias características de ésta, podemos decir que es la cebra por excelencia o la cebra referente, en el África se le llama “quagga”, aunque ésta palabra se usa últimamente para referir más a la subespecie extinta de cebra Equus quagga quagga que fue cazada hasta la extinción por los colonos europeos, y se le considera extinta desde 1883.
Las demás subespecies son la cebra de Grant (Equus quagga boehmi), la cebra de Chapman (Equus quagga chapmani), la cebra de Crawshay (Equus quagga crawshayi), la cebra de Selous (Equus quagga borensis), y la cebra de Burchell (Equus quagga burchellii).
De todas ellas, la más abundante es la cebra de Burchell y la única que internacionalmente es reconocida legalmente para su aprovechamiento por el humano. No es raro que se le cace y se le críe, incluso fuera del continente africano y en sitios como ranchos. En México, existen estos ranchos en estados como Chihuaha, Coahuila, Durango, Nuevo León, Quéretaro, Sonora, Tamaulipas y Veracruz. La cebra de Burchell es un animal carismático y muy apreciable para todos los zoológicos y parques de fauna silvestre exótica.

Aunque ésta es la de menor preocupación en cuanto a que no está en peligro de extinción, es importante recordar que una especie silvestre no necesita estar amenazada para estar protegida ni por ello pierde importancia, pues sus números actuales no son los de hace 100 años, y sus principales amenazas siguen siendo la agricultura y el desplazamiento causado por las necesidades humanas y la urbanización, además de la cacería sin control.

Las cebras son animales impresionantes, de los que aún nos quedan muchos misterios por resolver y que podemos admirar ya sea en su hábitat natural o en parques. Las cebras son muy antiguas y fueron importantes para el folclore africano desde los primeros habitantes de África, la cuna de la humanidad, no es baladí pensar que nos pueden seguir inspirando, como especie humana, a conservar y admirar el medio ambiente.

Autor:

Carlos Rubio AKA “Chars”. Lector y vagabundo por placer, gusta del té verde, hacer fotografías, coleccionar discos, visitar museos y trabajar en restauración de áreas verdes, ama la vida silvestre. Trabaja como técnico de campo encargado de flora, en el CICN Yumka, también imparte pláticas de cultura ambiental y biodiversidad.

 

Referencias:

Sobre la leyenda San de la Cebra y cómo obtuvo sus rayas, consultado en: http://www.gateway-africa.com/namibia/african-stories-myths/

Caro, T. et al. The function of zebra stripes. Nat. Commun. 5:3535 doi: 10.1038/ncomms4535 (2014)

Larison, Brenda; Harrigan, Ryan J.; Thomassen, Henri A.; Rubenstein, Daniel I.; Chan-Golston, Alec M.; Li, Elizabeth; Smith, Thomas B. (2015). “How the zebra got its stripes: a problem with too many solutions”. R. Soc. opensci. 2: 140452.

Groves, Colin, and Peter Grubb. 2011. Ungulate Taxonomy

Vaughan, Terry A.; Ryan, James M.; Czaplewski, Nicholas J. (2015). . Mammalogy (6 ed.). Jones and Bartlett

Álvarez -Romero, J. y R. A. Medellín. 2005.

Equus burchellii. “Vertebrados superiores exóticos en México: diversidad, distribución y efectos potenciale”. Instituto de Ecología, Universidad Nacional Autónoma de México. Bases de datos SNIB-CONABIO. Proyecto U020, consultado en: http://www.conabio.gob.mx/conocimiento/exoticas/fichaexoticas/Equusburchellii00.pdf

 

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Trasplantes de conciencia

La computación nos ha enseñado que hay una distinción bastante clara entre el hardware y software. El primero es la parte física y permite interactuar directamente con la máquina, el segundo es “el alma” de la máquina, es decir, el programa que va a manipular la información que se ingrese al sistema. En la ciencia ficción existen múltiples historias de cyborgs y robots que ejemplifican la distinción entre software y hardware. Basta recordar al antagonista de Ghost in the shell (1995), el titiritero, un programa capaz de hackear a otros cyborgs, que se apodera de sus cuerpos y los obligar a realizar todo tipo de crímenes.

Pero la distinción entre software y hardware entra en terrenos fangosos cuando lo informático y lo biológico se unen. En los seres vivos el hardware sería nuestro cuerpo, la parte física que nos permite interactuar con el mundo. Definir cuál sería nuestro software es mucho más complicado.

Todo lo que tienen los seres vivos que no es materia física se le ha llamado alma, consciencia, mente, aura, espíritu, entre otros. Descartes ya había abordado este problema mucho antes de que aparecieran las computadoras. Gracias a sus trabajos nace el dilema filosófico llamado cuerpo-alma, o en términos modernos, cuerpo-mente. Dicho dilema tiene una gran variedad de respuestas y resoluciones. Una de ellas es la de Gilbert Ryle quien dice que dicho problema es una confusión lingüística y que es absurdo hacer la distinción entre mente y cuerpo. Incluso ridiculiza el trabajo de Descartes llamándolo “dogma del fantasma en la máquina” haciendo referencia a que, si Descartes estuviera en lo cierto, todos nosotros en realidad seríamos fantasmas conduciendo una máquina que serían nuestros cuerpos.

El problema mente-cuerpo se ha replanteado gracias a los avances en neurociencias y psicología. Si el objeto de estudio de la psicología es la mente, la forma física de esa mente se encontraría en el cerebro, al punto que muchos ahora le llaman el problema mente-cerebro, reduciendo la máquina de Descartes a nuestro sistema nervioso.

Podemos recordar aquí el mundo futurista de la famosa serie Black Mirror donde la consciencia de una persona puede reducirse a los mapas neuronales dentro del cerebro, al punto que esos mapas pueden replicarse como si fueran programas de computadoras: millones de redes neuronales escaneadas que nos darían consciencia aún cuando el cuerpo físico ya no esté, como en el capítulo “Be right back” de la segunda temporada de ésta serie. En otros capítulos se utilizan copias de la consciencia como trabajadores domésticos, parejas que simulan una relación para encontrar el perfect match; también se utilizan estas copias para trasladar una conciencia de lugar una vez que el cuerpo no es capaz de alojarla, entre otros. En pocas palabras, el objetivo es cumplir necesidades que únicamente nuestra misma consciencia sería capaz de llevar a cabo.

Todos estos son ejemplos hasta ahora de ciencia ficción. No obstante, existe un proyecto médico que pretende ir hasta las últimas consecuencias de este dilema entre la mente y el cuerpo. Me refiero al proyecto HEAVEN/GEMINI, mejor conocido como el proyecto del trasplante de cabeza.

 

Proyecto HEAVEN/GEMINI

El sueño de intercambiar cabezas en seres vivos no es nuevo. El primer intento serio sucedió en los años setenta cuando el equipo del neurocirujano Robert White logró trasplantar la cabeza de un mono. Según sus reportes, lograron que el mono sobreviviera durante 8 días, después de los cuales éste falleció. Aunque no especifica las condiciones en que vivió el mono en ese periodo, el texto publicado en 1970 asegura que con la tecnología del siglo XXI sería posible realizar un trasplante de cabeza exitoso en humanos.

Trasplante de cabeza supuestamente exitoso en 1971

 

Hoy en día, siglo XXI, Sergio Canavero, un neurocirujano italiano, asegura que la tecnología ya está disponible para realizar semejante cirugía. Puesto que se trata de un procedimiento nunca antes realizado, conlleva a muchas limitaciones técnicas, materiales y éticas.

Afortunadamente, Canavero cuenta con un voluntario dispuesto a realizarse un trasplante de cabeza (o más bien de cuerpo). Se trata de Valeri Spiridónov, un ruso de 30 años que padece de atrofia muscular-espinal. Una condición genética que afecta el movimiento del cuerpo. Valeri ha vivido sus treinta años sin mover más que la cabeza y manos. A pesar de que aún no es posible descargar la conciencia de Valeri a una simulación artificial, como en el capítulo “San Junípero” de Black Mirror, lo que sí se puede hacer, según Canavero y su equipo, es conseguirle un nuevo cuerpo.

La principal limitante médica del trasplante es lograr que la cabeza sobreviva sin un cuerpo mientras se completa la cirugía, y, por lo que se cuenta de los ensayos en animales, es una cirugía de alrededor de 70 horas. La solución es menos complicada de lo que se podrían imaginar: enfriar al cerebro a 12°C, en esta temperatura su metabolismo baja hasta llegar al 10%. Según Canavero ésta y otras limitantes han sido superadas en pruebas de laboratorio. Lo que ahora le preocupa más a la comunidad científica son los dilemas éticos que trae consigo esta cirugía.

 

¡¿Qué diría Descartes?!

En los últimos 20 años, gracias el avance de las neurociencias, es fácil reducir la existencia de un ser al funcionamiento del cerebro. No obstante, como ya se mencionó al inicio, la distinción entre mente y cerebro no es tan fácil. Para empezar porque nuestra mente no puede existir sin algo físico que lo sustente, así como el cerebro no puede existir sin un cuerpo.

Además, la existencia de un cerebro tampoco tendría mucho sentido sin órganos que lo alimenten de información, es decir, lo que conocemos como sentidos. Debemos aclarar que no son 5 sino alrededor de 10 sentidos bien definidos hasta ahora, más los que aún no se deciden a definir los científicos.

El sentido que más entraría en conflicto con un trasplante de cabeza es el de la propiocepción. Se refiere al mapeo que hace nuestro cerebro de nuestro propio cuerpo. Los mapas corporales se construyen desde la infancia y van adaptándose a la vez que un individuo va creciendo y madurando. Basta ver a un recién nacido en el momento en que descubre que tiene manos para ver a la propiocepción en plena construcción. Ésta, además, es la base de otras habilidades cognitivas como: la orientación espacial, la construcción de identidad, incluso tiene que ver con el sano desarrollo de la capacidad de poner atención.

Aún no sabemos qué puede pasar con la propiocepción en el caso de un cambio brusco de mapas corporales, como lo sería en el caso de una operación HEAVEN/GEMINI exitosa. Los críticos dicen que este choque entre los mapas corporales del cerebro y el resto del sistema nervioso periférico podría ocasionar psicosis, alucinaciones o alteraciones en la consciencia, tal como sucede con los consumidores de drogas como el LSD o los inhalantes, quienes por momentos alteran su sentido de la propiocepción. Hay que recordar que el cerebro y la consciencia humana no son tan sencillos como las inteligencias artificiales de Ghost in the Shell o de la película Her.

 

El futuro nos está alcanzando

Aunque Canavero afirmaba que el trasplante de cabeza sería posible para 2017, lo único que se logró fue que un ensayo clínico, en diciembre de ese año, para probar la eficacia del procedimiento a nivel del tejido nervioso.

El proyecto HEAVEN/GEMINI desata mucho interés científico, dilemas éticos y, por supuesto, morbo. Los especialistas se dividen entre los escépticos que dicen que Valeri no logrará sobrevivir al procedimiento, y los que creen que es técnicamente posible, quienes además, temen a las repercusiones éticas. Hasta ahora, a pesar de lo que publiquen las páginas de noticias amantes del clickbait, no hay ningún registro de una operación 100% exitosa ni en animales ni humanos. Habrá que esperar a que los planes del doctor Canavero se hagan realidad para saber qué tan acertado estaba Descartes sobre el fantasma y la máquina.

Autor:
Juan José F. Valdiviezo
Es egresado de la Facultad de Psicología de la UNAM con amplia experiencia en divulgación de las neurociencias. Actualmente trabaja en investigación con pacientes consumidores de drogas y niños con problemas cognitivos. Es amante de la ciencia ficción.
Ilustración:

Lina Romero egresada de la Facultad de Ciencias como bióloga; estudió en la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM la licenciatura en

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La amazona que metió mano (o su látigo de la justicia) en la 1ª Guerra Mundial

Miércoles, 10 am. Ya llevábamos cuatro horas de clase y las clases siguientes eran química orgánica e historia universal: las dos clases más pesadas. Ya casi terminaba el año escolar y mis amigos y yo decidimos que, después de aguantar tanto tiempo a los profesores, merecíamos una escapada al cine.

La siguiente función era la Mujer Maravilla, a algunos no nos llamaba tanto la atención ni sabíamos bien de qué trataba, pero ante el poco tiempo que teníamos para que no nos atraparan in fraganti, decidimos comprar los boletos y entrar.

Al salir de la función, empezamos a comentar la película y nos surgieron varias dudas: ¿por qué empezó la Primera Guerra Mundial?, ¿por qué fue “mundial”?, el gas mostaza… ¿era de mostaza?, ¿por qué era tan dañino? Además, todos, pero particularmente las niñas que habíamos crecido jugando con Barbies y escuchando o leyendo cuentos de princesas rescatadas por valientes y apuestos príncipes azules, no podíamos creer que la protagonista fuera una mujer y que jamás necesitó ser rescatada por ningún príncipe. También nos parecía increíble que una mujer científica fuera una de las protagonistas y que sin ella ese gas mostaza no habría existido.

Al día siguiente me dirigí a la biblioteca y entre los libros encontré uno titulado Breve Historia de la Primera Guerra Mundial. Luego de hojearlo un rato, me enteré que este fue el primer conflicto armado internacional del siglo XX que inició tras el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austro-hungría y su esposa Sofía, en Sarajevo, en 1914. De paso me enteré que Sarajevo es la capital de Bosnia-Herzegovina, un pequeño país de Europa del este, que en ese entonces, junto con la actual Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, así como algunas regiones de los actuales Serbia, Montenegro, Transilvania, Rumania, Polonia, Ucrania e Italia, formaban el imperio Austro-húngaro.

Luego entendí que fue “mundial” porque no sólo involucró a ese (enorme) imperio, sino que un montón de vecinos (y otros no tan vecinos) quisieron intervenir y terminaron peleando dos bandos compuestos por varios países: por un lado, Austro-hungría inició aliándose con Alemania y luego se les unieron el imperio Turco-otomano y Bulgaria. Por el otro, y contra ellos, lucharon Gran Bretaña, Francia, Serbia y la Rusia Imperial, a quienes se les anexaron posteriormente Estados Unidos, Italia, Grecia, Rumania y Portugal. En pocas palabras, un relajo de países que estuvieron peleando durante 5 años (desde 1914 hasta 1919), que me pareció más revuelto que un plato de Froot Loops con M&M’s, avena y quinoa orgánica, y más enredado que mi cabello chino por las mañanas después de una larga noche de fiesta.

En el libro de historia sólo mencionaban que el primer uso del gas mostaza fue en 1917 en un ataque alemán hacia un pueblo de Francia. No profundizaba mucho más, pero sí entendí el gas mostaza definitivamente no era un aderezo para ensaladas orgánicas. Y que, por cierto, se desarrolló gracias al premio Nobel Fritz Haber, quienle dio uso defensivo durante la Segunda Guerra Mundial al contenerlo en recipientes para que se dispersara el gas al explotar.

Como ya iban a cerrar la biblioteca, decidí ir a buscar al profesor de química para contarle lo que había visto en la película y lo poco que había leído en el libro de historia sobre el gas mostaza. A mis amigas y a mi siempre nos había parecido un personaje muy peculiar y nos reíamos mucho de él, pero ese día decidí ponerle atención a cada palabra que me dijo.

Resulta que el gas mostaza no está hecho con mostaza: es una molécula compuesta por un azufre y dos átomos de cloro unidos a una cadena de carbonos. Dicho así no le vi nada grave, hasta que me dijo que está clasificado como un arma química, es decir, un arma muy diferente a un rifle, un cañón o cualquiera de esas armas de fuego. Es más bien un coctel de sustancias químicas que, al ser muy tóxicas, sirven para lastimar o matar a un gran número de personas cuando se llega a inhalar o entra en contacto con la piel.

Me contó que el cloro que tiene la molécula reacciona con agua y forma ácido clorhídrico, que, al separarse de la molécula original, deja un compuesto de azufre liposoluble, o sea que no es afín al agua, pero sí a la grasa, por lo tanto se disuelve en el cuerpo humano gracias a las grasas corporales. Este compuesto de azufre, al entrar en contacto con el cuerpo, genera ampollas, provoca conjuntivitis y otros daños severos, incluso llega a generar alteraciones en el ADN ya que afecta la salud de las células. Todo eso en un lapso de 2 a 24 horas dependiendo de qué tan expuesta estén las personas.

Me pareció sorprendente que entonces la Mujer Maravilla haya podido luchar y sobrevivir en ese ambiente, sobre todo porque el profesor me dijo que las mujeres y los hombres absorbemos esas sustancias de manera distinta: las mujeres, por tener más tejido adiposo (más grasa en el cuerpo) tenemos más propensión a absorber y retener sustancias tóxicas.

Cuando iba caminando de regreso a casa, mis pensamientos volvieron a que, contrario a las historias más tradicionales de superhéroes, la protagonista era una mujer y que en la película le llamaban “amazona”, como el río que está en Sudamérica. Al llegar a casa se me ocurrió preguntarle a mi madre, quizá ella sabía algo de eso.

Me contó que las amazonas eran unas mujeres guerreras de la mitología griega y que habían despreciado a los hombres por sus actitudes ofensivas, así que vivían en una comunidad compuesta exclusivamente por mujeres. Para garantizar la continuidad de su pueblo, según el mito, iban anualmente a visitar a un pueblo vecino con el único fin de procrear y, al nacer los bebés, aquellos que fueran niños eran regresados a sus padres, únicamente conservaban a las niñas quienes, desde pequeñas, eran entrenadas para ser guerreras.

También me contó que durante muchos años se pensó que las amazonas eran únicamente un mito, sin embargo, a principios de la década de 1990, unos arqueólogos descubrieron al sur de Rusia, cerca de la frontera con Kazakhstan, unas tumbas de más de 2000 años de antigüedad. Durante la excavación, desenterraron cerca de 150 tumbas de hombres y mujeres “comunes”, entre las cuales encontraron algo extraordinario: cadáveres de mujeres que, se puede suponer, eran guerreras ya que fueron enterradas con sus armas, las cuales incluían flechas de cobre, espadas y dagas, y algunos esqueletos mostraban evidentes heridas de guerra.

Además, los arqueólogos e investigadores sacaron un promedio de las estaturas y descubrieron que estas mujeres medían en promedio 167.6 cm. Algo extraordinario en esa época si pensamos que a través de la historia la estatura promedio de hombres y mujeres ha aumentado varios centímetros, (por cuestiones de alimentación o factores ambientales, por ejemplo) ¡hasta más de 12 cm tan solo en los últimos 150 años! Gracias a esto se cree que hemos (¡por fin!) encontrado alguna evidencia de las mujeres guerreras que pudieron haber inspirado los mitos griegos (aunque no de una tribu de puras mujeres que repudiaban a los hombres).

¡Es impresionante cómo en los lugares más inesperados se puede hallar tanto conocimiento! Hasta de las películas que podrían parecer más fantásticas, si uno quiere, se puede aprender algo nuevo. ¿Se podrá aprender tantas cosas de las historias de los demás superhéroes? ¿Y de otras historias y cuentos? Ojalá que sí, porque jamás me hubiera imaginado que gracias a la Mujer Maravilla aprendería de historia, de química y de antropología, y estoy fascinada.

Autores:

Susana Hoyos es egresada de la Escuela Nacional de Conservación Restauración y Museografía, es tallerista y redactora en La Bombilla IluminArte con Ciencia

Luis H.C. Creador de contenidos en la Bombilla. Estudiante de Química en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Diseño:

Bernardo Ortega. Artista Visual. Es estudiante en la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM. Se especializa en el uso de técnicas de imagen bidimensional, específicamente en litografía, fotografía, imagen digital, pintura y dibujo a gran y medio formato.

 

 

Fuentes:

 

Unites States Museum of Holocaust. Recursos en español: Enciclopedia del holocausto – la Primera Guerra Mundial. Recuperado de https://www.ushmm.org/wlc/es/article.php?ModuleId=10007796

Stone, N. (2013). Breve Historia de la Primera Guerra Mundial. España : Editorial Planeta.

Méndez Vivar, J. (2011) Las armas químicas a través de la historia. México : UAM Iztapalapa. Recuperado de http://www.izt.uam.mx/newpage/contactos/anterior/n79ne/armas.pdf

Ask Smithsonian. The Amazon women: is there any truth behind the myth. Recuperado de: http://www.smithsonianmag.com/history/amazon-women-there-any-truth-behind-myth-180950188/

BBC. Seguiremos los humanos volviéndonos más altos?. Consultado el 12 de julio de 2017 en http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/05/150514_vert_fut_seguira_aumentando_estatura_humanos_kv

EcuRed: conocimiento de todos y para todos. “Imperio austrohúngaro”. Consultado el 10 de julio de 2017 en https://www.ecured.cu/Imperio_austroh%C3%BAngaro

“La talla de los europeos, 1700-2000: ciclos, crecimiento y desigualdad”. Consultado el 12 de julio de 2017 en http://m.elsevier.es/es-revista-investigaciones-historia-economica-economic-328-articulo-la-talla-los-europeos-1700-2000-S1698698912000549

Block, Josine. (1995). The early amazons, modern and ancient perspectives on a persistent myth. Consultado en: https://books.google.com.mx/books?hl=es&lr=&id=vHzLgcqHzQcC&oi=fnd&pg=PR7&dq=amazons+myth&ots=hX_WAlclsh&sig=CMk1nlJdOJb55fUwxLSnQHn9wz8#v=onepage&q=amazons%20myth&f=false

Eller, Cynthia. (2010). Gentlemen and amazons. The mith of matriarchal prehistory, 1861-1900. Consultado en: https://books.google.com.mx/books?hl=es&lr=&id=NdyqUVJyS2EC&oi=fnd&pg=PR11&dq=amazons+myth&ots=seWkhoxTQD&sig=zsJuR57HJiQiBvK8PJqz8bg8YrM#v=onepage&q=amazons%20myth&f=false

 

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¿Sueña el ser humano con humanos sintéticos?

El 20 de julio del año 2010, Daniel G. Gibson, J. Craig Venter, entre otros autores, publicaron para la revista Science el desarrollo de una bacteria sintética, es decir, un organismo alterado genéticamente que no comparte características con otros organismos que podemos encontrar en la naturaleza, por lo tanto, carece de progenitores.

Lo que pareciera hoy en día un tema de ciencia ficción, tiene ya una antigüedad de siete años en la realidad. ¿Qué es lo que sigue? Quizá la creación de células más complejas, como las eucariotas, tejidos y órganos.

El impacto que esto podría tener en el sector de salud es importante: se terminarían las largas listas de espera para trasplantes, disminuiría el rechazo inmunológico y aumentaría la expectativa y calidad de vida, al mismo tiempo que se reducirían los gastos en inmunosupresores. La culminación en este campo de acción sería la creación de seres completos y funcionales, animales y humanos sintéticos de diseño. Las preguntas obligadas son muy claras: ¿qué derechos tendríamos sobre los humanos sintéticos?, ¿cuáles son las necesidades que tendrían que satisfacer?

 

Nada nuevo bajo el Sol

En el año de 1968, el escritor de ciencia ficción Philip K. Dick, plantea una reflexión sobre estas incógnitas en su novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Este libro no sólo se adelanta a su tiempo, sino que también marca el inicio del cyberpunk, corriente de la ciencia ficción donde se mezcla la tecnología y la contracultura disidente, subterránea y rebelde de los años ochenta donde los temas principales son la invasión del cuerpo o la mente con miembros protésticos.

La novela transcurre en el año 2019, la Tierra ha sufrido los estragos de la radiación y la muerte de millones de humanos y animales orillan al hombre a buscar nuevos mundos donde habitar. Marte parece ser una buena opción, sin embargo se necesita de mano de obra para acondicionarlo a las necesidades humanas, para tal efecto se han creado humanos sintéticos. A pesar de que son parecidos a nosotros, tienen una vida media de 4 años y su mayor anhelo es ser libres. Por ello escapan hacia la Tierra, donde son ilegales y corren el riesgo de ser descubiertos y aniquilados.

Esta novela no sólo nos entretiene planteando un mundo impactante, oscuro y maravilloso, sino también nos propone reflexionar: ¿es justo matar humanos sintéticos por el simple hecho de serlo?, ¿cuál es el límite entre la vida artificial y natural? Y más importante aún, ¿qué es lo que nos da la condición de seres humanos? Phillip K. Dick nos da una pista: la empatía, o bien, la capacidad de ponerse en el lugar de otro y de sentir su dolor.

 

Del papel a la pantalla grande.

En 1968 Phillip K. Dick vende los derechos de su novela y en 1982 se estrena una adaptación de la misma: Blade Runner, dirigida por Ridley Scott y escrita por Hampton Fancher y David Webb Peoples; a pesar de que fue nominada al Oscar, no tuvo el impacto merecido en aquel entonces, no obstante, hoy en día es una película de culto obligada para todo cinéfilo y cienciaficcionero.

Previo a su muerte, Philip K. Dick logró ver parte del filme antes del estreno y le agradó bastante, así lo demuestra en una carta dirigida a Jeff Walker, productor:

“Blade Runner va a revolucionar nuestro concepto de lo que es la ciencia ficción, y aún más, de lo que puede ser”.

 

Una Franquicia

En 2017 llegó a la pantalla grande la segunda entrega de esta adaptación, Blade Runner 2049, producida por Ridley Scott bajo la dirección de Denis Villeneuve, y con el guión de Hampton Fancher y Michael Green. Tiene lugar treinta años después de la primer película y en ella el oficial K, (Ryan Gosling) del departamento de policía de Los Ángeles, saca a la luz un secreto que puede cambiar el destino de la sociedad. Esto lo lleva a buscar a Rick Deckard (Harrison Ford), quién lleva desaparecido 30 años.

A su vez han surgido tres mediometrajes que cumplen con conectar ambas películas expandiendo el universo de Blade Runner: Black Out 2022, 2036: Nexus Daw y 2048: Nowhere to Run (que puedes ver aquí).

 

Anticipación científica

Vivimos en una época donde los avances tecnológicos compiten con los escenarios más sublimes de la ciencia ficción, por ello es que este género también es conocido como Literatura de Anticipación Científica. Phillip K. Dick probablemente nunca imaginó del desarrollo de bacterias sintéticas, sin embargo, este visionario autor, puso en la mira algunos problemas éticos a los que, quizá, podríamos enfrentarnos en un par de décadas.

Autor: 

Adriana Letechipía Salcedo es presidente de la Tertulia de Ciencia Ficción de la Ciudad de México, tiene una Maestría en Ciencias en Biomedicina y Biotecnología Molecular por parte del Instituto Politécnico Nacional y es colaboradora de La Bombilla.

Diseño:

Bernardo Ortega. Artista Visual. Es estudiante en la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM. Se especializa en el uso de técnicas de imagen bidimensional, específicamente en litografía, fotografía, imagen digital, pintura y dibujo a gran y medio formato.

Referencias:

Gibson DG, Venter JC, et altros. Creation of a bacterial cell controlled by chemically synthesized genome. Science. Jul 2, 2010. Vol 329. Issue 5987, pp 52-56